miércoles, 20 de noviembre de 2013

Nos gusta la biblioteca

Llevaba años sin pisar una biblioteca. En mi época universitaria sin embargo, era incapaz de estudiar en casa y me he estudiado todas las asignaturas de todos los cursos en la biblioteca. Desde entonces no había pisado una. En el pueblo donde me fui a vivir con Papi, tenemos la biblioteca a tiro de piedra de casa. Hemos estado años pasando por delante de ella sin apenas mirarla.

Hasta que un día, mi amiga Susana, super mami de dos nenas y apasionada de los libros, mencionó que semanalmente iba con sus hijas a la biblioteca y escogían un libro para leer durante la semana. Ahí se me encendió la bombilla. Bien es verdad que sus hijas son bastante más mayores que el mío, pero siempre que me planteaba la educación de mis futuros hijos, pensaba en cómo inculcarles el placer de la lectura, y de repente lo vi claro. Esa idea me encantó. Así que desde que el Gnomito tiene un año, le hemos sacado su carnet de la biblioteca y hemos empezado a ir con frecuencia.

Es cierto también que, podría atreverme a decir que el juguete favorito del Gnomito son los cuentos. Los
tiene en una estantería del salón a su alcance, y su juego favorito es ir cogiendo los cuentos y sentarse en el regazo de alguien (papi, mami, abuela o quien pille), y ver los cuentos. Le encanta señalar cosas y que le digamos qué es cada cosa. O bien nosotros ir preguntándole por el reloj, el nene, el tobogán, la pelota, la luna...y él ir señalando las cosas. Le encantan los cuentos de tocar cosas, y levantar pestañas. Juega al cucu-trás con los cuentos que tienen pestañas!

Ese interés que tiene por los cuentos, también nos impulsó a empezar a visitar la biblioteca. Solemos ir una vez a la semana, o cada dos semanas. Está muy bien porque la zona infantil está separada de la de adultos, con lo que los peques pueden hacer ruido sin molestar. Está llena de mesitas y sillas pequeñitas, y cojines por el suelo, y los cuentos en estanterías bajas al alcance de los niños. Así que cuando salimos al parque y empieza a hacerse de noche y a hacer frío, nos metemos en la biblioteca. Dejamos al Gnomito campar a sus anchas, cotillear, coger cuentos, a veces nos pide sentarse con nosotros a "leer" alguno (pongo "leer" entre comillas porque lo que hacemos es lo que os digo, señalar cosas y nombrarlas), otras mira el libro él solo o simplemente lo deja por ahí y a otra cosa mariposa. Mientras tanto rebuscamos entre los cuentos para elegir uno y llevarnoslo a casa.

Además, en la guarde del Gnomito han puesto en marcha una actividad parecida, a la que llaman "Biblioteca". Y es que cada familia tuvimos que llevar un cuento, de tal manera que en la clase del Gnomito juntaron 13 cuentos (13 alumnos que son). Y cada fin de semana, nos traemos un cuento a casa, para verlo durante el fin de semana y el lunes devolverlo.

Me encantan este tipo de actividades, sobre todo por ver que al Gnomito le gustan y disfruta mucho con los cuentos. Ya ando cotilleando por ahí, para pedirle a los Reyes cuentos chulos para el pequeñin.

¿Alguna idea?

lunes, 18 de noviembre de 2013

El Gnomito se comunica

Es asombroso ir viendo día a día, cómo aumenta la capacidad de comunicación que tienen los niños, cómo poco a poco van entendiendo lo que les dices y cómo también, empiezan a hacerse entender.

De unas semanas a esta parte, el Gnomito ha dado pasos de gigante en este sentido. Nosotros siempre le hablamos mucho al pequeñín, aunque hasta hace poco tiempo no teníamos constancia de que nos

entendiera, pero aún así, siempre le hablábamos. Él,  poco a poco está empezando a decir algunas palabras. Su primera palabra fue "pan" (páááá...), y a esa han seguido papá, mamá, y recientemente "dang" (así se refiere a los relojes, es la onomatopeya del reloj de péndulo de casa de los abuelos, que da campanadas y suena "dang"). Aunque son pocas palabras, el Gnomito se hace entender bastante bien sin necesitad de hablar.

Por ejemplo. Su abuelo paterno desde bien pequeño empezó a hacerle una broma. El abuelo soplaba a las lámparas mientras a escondidas activaba o desactivaba el interruptor. Lo que el Gnomito veía es que soplando se encienden o se apagan las luces (angelito...). Así que ahora, cuando quiere encender o apagar una luz (incluyendo las farolas de la calle), les sopla. Además ha aprendido a señalar con el dedo a la vez que dice "ah, ah". Eso significa que quiere coger aquello que está señalando. Esto nos funciona muy bien excepto cuando señala una mesa llena de cosas y empiezas a ofrecérselas una por una, a ver si atinas con la que él quiere. Y ahí viene el siguiente avance. Ha aprendido a negar con la cabeza. Cuando NO quiere algo niega con la cabeza.

Y cuando por fin atinas con lo que quiere, entonces no niega, pero tampoco asiente, solo echa una sonrisa de satisfacción como diciendo "por fiiiin, coñe, si te lo estoy diciendo!". En los últimos días parece que acompaña las negaciones con la cabeza, con algo parecido a un "no", aunque suena más a "ne".


Parece mentira cómo con estas cosas tan sencillas, conseguimos entender muchísimo más las necesidades de nuestro peque.

Además, cada día nos entiende más y mejor, y eso lo sabemos por cómo reacciona ante las cosas que le decimos, y cómo va relacionando las cosas. Por ejemplo, el primer día que pusimos la calefacción en casa, se quemó con el radiador. Nada importante, pero lloró, y le dijimos que no tocara eso, que hacía pupa. Bien, los abuelos tienen chimenea en casa, y han empezado a encenderla. Antes de que siquiera se acercara le dijimos que ahí no se tocaba porque hacía pupa. No sé si relacionó la palabra "pupa", o el "no se toca". El caso es que no se acerca, es más, si pasa por delante de la chimenea la señala y niega con la cabeza. Como diciendo "ahí no se toca, a que no?".

Reacciona también ante frases como "ven a ponerte el abrigo que nos vamos" (en este caso es salir corriendo para que le persigas abrigo en mano), o "llévale esto a papá/mamá/la abuela/etc", y lo lleva. ¡Le encanta hacer recados! Ha empezado a tirar su pañal a la basura cuando se lo pides (aunque a veces aprovecha para hurgar en el cubo), a recoger sus juguetes (meter cosas en una caja). En fin, son órdenes muy sencillas y gracias a ver cómo reacciona, nos damos cuenta de que nos está entendiendo.

Así que ahí seguimos, hablándole mucho, y poco a poco incluyendo más elementos a las frases sencillas que le decimos, en vez de decir "mira, un coche", decimos "mira, un coche rojo". O "mira, la luna", por "mira, la luna está en el cielo".

Aún así nos queda un largo camino para comprendernos bien, aún tenemos berrinches frustrados porque quiere algo y no somos capaces de saber qué. O noches toledanas en las que se despierta desconsolado mil veces sin saber qué le pasa, hasta que por fin, a las 4 de la mañana, hace una caca gigantesca con cambio de body, pijama y casi necesidad de baño, y nos hace entender que le dolía la barriguita. (Caso real de una noche reciente).

Y vuestros peques, ¿ya se van haciendo entender?

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Nuestra fiesta de Halloween

Lo sé, lo sé. Muchos de vosotros ya estaréis pensando en Navidad y yo ahora voy y vuelvo a Halloween. No he tenido tiempo antes!! Pero no quería pasar por alto nuestra fiesta de Halloween y que quede plasmada en el blog para la posteridad.

El caso es que nunca hemos celebrado Halloween, pero ahora con el Gnomito me entran ganas de celebrarlo todo todito, no solo eso, sino celebrarlo en mi casa. Tras el consentimiento de Papi (que también le va la marcha porque me sigue en todas las locuras), propuse a mis amigas las mamis una fiesta de disfraces.

Tenía unas ganas locas de disfraces y decoración, así que visité una tienda de artículos de fiesta donde, por cierto, vi a Alex de la Iglesia comprando spray de telaraña (no sabía ni que existía eso). Arrasamos con guirnaldas, globos, telarañas...y por supuesto un disfraz para el Gnomito, algo cómodo ya que se tenía que pasar todo el día con el disfraz puesto ya que por la mañana tenía fiesta en el cole. Este fue el que elegimos

(Perdonad la cutrez...es una mezcla entre mi afán por respetar la intimidad de mi Gnomito y la ignorancia total de edición de fotos)

Mi vampirito precioso
Y aquí algunas fotos de cómo quedó mi humilde morada:





Calabaza chuli que se curró Papi

Y a oscuras, que da más miedo...
Además mis amiguitas las mamis se lo curraron un montón y cada una trajo una cosa, algunas de ellas tan molonas como esta:


Momias de hojaldre

Huevos con araña

La fiesta salió genial! Los 6 pequeñines disfrazados y sacando toooodos los juguetes, viendo cantajuegos, jugando y clavando las uñas a los globos (ni uno se explotó, milagro!!), comiendo gusanitos, pisando gusanitos, chupando gusanitos y pegándolos en los lugares más insospechados...Y los 12 papis charleta por allí, charleta por allá, croqueta que viene, huevo relleno que va. Una tarde genial, la verdad.

Cuando todo acabó, mi casa parecía un campo de batalla y eso que las mamis se empeñaron en, al menos, meter todos los juguetes en cajas. Pero oye! uno baña al niño y el otro pasa la aspiradora y pone un lavavajillas, y aquí no ha pasado nada!  Le he perdido el miedo a las fiestas en casa...me da que se ha abierto la veda!!

Me quedo con las ganas de poneros una foto de los pequeñines disfrazados, pero ya habréis intuido que no quiero poner fotos del Gnomito, y mucho menos de sus amiguitos. Pero sí os dejaré un recuerdo de la pinta que lucí ese día!!



El año que viene repetiremos!!

lunes, 11 de noviembre de 2013

Simplemente amor

He estado toda la semana pasada desaparecida! Y es que fueron unos días intensos en el trabajo y me han impedido sacar mis pequeños huequitos para escribir. Me ha tenido tan absorbida el trabajo que ni siquiera he pensado temas para escribir, aunque ya estoy recobrando poco a poco mi actividad cerebral y mi cabeza empieza a hervir de ganas de contar cosas.

Sin embargo hoy no quiero contar ninguna anécdota especial, ningún plan divertido, ni experiencias...hoy solo quiero escribir un sentimiento.

Han pasado 14 meses largos desde que te conocí, y nuestro primer encuentro no fue como yo había soñado. No te vi salir de mis entrañas todo sucio y llorando desconsolado, no te sentí sobre mi nada más nacer, ni pude ofrecerte mi pecho hasta pasadas unas cuantas horas. Y cuando por fin te tuve en mis brazos, no lloré de emoción como siempre había imaginado que sucedería. Sabía que te quería con toda mi alma, pero ese sentimiento no fue tan arrollador como yo habría esperado, o como otras madres me habían contado.
Lo nuestro es una historia de amor de las que se cocinan a fuego lento, del día a día. Te has ido haciendo un hueco en mi corazón poquito a poco. Y no sé porqué, en estas últimas semanas es como si de repente se me hubiera quitado un velo de los ojos. Ahora soy plenamente consciente de ti, de tu llegada a mi vida, de que te amo más que a nada, de que ya no recuerdo mi vida antes de ti, de que no sé cómo pude aguantar tanto tiempo hasta tu llegada.
Quizá sea ahora más consciente, porque ahora me llamas mamá, me abrazas y me das besos. Me llenas el alma con tu mirada y tus sonrisas.

Ayer, mientras veíamos a las focas en Faunia, sonó la canción del Rey León El ciclo de la vida, una canción que me emociona muchísimo, y te veía sonreír y aplaudir, la música sonar, y de repente fui consciente de que estaba viviendo un momento que había soñado durante mucho tiempo, y lloré un poquito, calladita, nadie se dio cuenta. Lloré de absoluta felicidad.

Tu felicidad es la mía, y tu sufrimiento me parte en dos. Espero, cariño, poder devolverte al menos un poquito lo mucho que ya, con 14 meses, me has dado tú: el poder sentir lo que es el amor más puro.

Te quiero Gnomito
Mamá