miércoles, 26 de junio de 2013

Papás canguro

Cuando me quedé embarazada, ya imaginaba bucólicos paseos con Papi, empujando un bonito carrito con nuestro bebé tranquilo disfrutando del paseo. Algo así como la Pataki en estas fotos paseando a su niña.


Cuando el Gnomito nació, nos topamos con esta realidad:


A nuestro hijo no le gustaba nada el carro. Parecía que estábamos paseando al muñeco diabólico. La gente nos miraba...y me daban ganas de explicarles "no se asusten, no le hemos pegado ni nada de eso".

En aquellos comienzos la palabra PORTEO no entraba en mi vocabulario, no sabía nada al respecto excepto esas mochilas colgonas que había visto a veces. De hecho, teníamos una que nos habían dejado.

Teníamos que buscar una solución a esos paseos del infierno. Empecé a interesarme por las mochilas. Probamos la susodicha mochila colgona, pero el berrinche del gnomito fue mayor que si fuera en el carro. Empecé a preguntar en mi círculo de amigas-mamás, a ver qué me contaban. Y una de ellas mencionó las palabras "mochila ergonómica". Indagando indagando, me fui informando del porteo ergonómico, de la postura correcta para los bebés, y de los beneficios que tiene portear a los niños.
Entonces una amiga nos prestó un fular:


Qué descubrimiento! Es cierto que las primeras veces que lo probamos, fue por casa, porque el niño lloraba, pensamos que era cuestión de que se acostumbrara, e insistimos. Poco a poco iba a mejor, sobre todo cuando, con el niño en el fular, nos poníamos a movernos por casa, y se calmaba. Un día nos atrevimos a salir, con fular y sin carro, a casa de mi hermana (5 minutos andando). Y GENIAL!! Le fuimos cogiendo el gustillo, y la maña, que cierto es que hasta que le coges el tranquillo a los nudos cuesta un poco. El Gnomito también le cogió el gustillo porque iba tranquilo, incluso se echaba siestas. Por fin nuestros paseos y nuestras salidas a hacer recados eran tranquilas!

Cuando ya tenía unos 4 meses, cambiamos el fular por la mochila MANDUCA.


Para nosotros mucho más práctica y fácil de usar, aunque para recién nacidos y primeros meses me gusta más el fular. La usamos indistintamente Papi y yo, aunque nuestra diferencia de tamaño hace que andemos siempre ajustando los tirantes. Nuestras espaldas se han ido fortaleciendo según el Gnomito ha ido creciendo. A día de hoy pesa casi 9 kg y seguimos llevándole delante sin problema. Le encanta mirarlo todo desde la mochila, mirar a la gente que se para a saludarnos cara a cara, y poder mirar a su papi o mami y decirnos cositas. Para nosotros es el método infalible cuando no hay manera de que se duerma. Es ponerle en su mochila...y cae rendido al momento. Le encanta dormir pegadito a sus papis.

Ahora que ha llegado el verano, notábamos que pasaba un calor horroroso en la Manduca (de color negro, para más INRI). Así que nos hemos hecho con un mei-tai. Una mezcla entre mochila y fular, pero mucho más fresquito que la mochila, y más fácil de poner que el fular.



Nosotros apenas usamos el carrito, de hecho, al Gnomito le cuidan sus abuelas por la mañana, y el carro lo tienen ellas. Por las tardes y los fines de semana, porteamos. De hecho las abuelas nos dicen que un día de estos nos van a pedir la mochila, porque sigue sin gustarle mucho el carro y para paseos cortos vale, pero cuando las abus tienen que hacer recados e ir de acá para allá...acaban teniéndole que llevar en brazos!

Nuestra experiencia porteando es muy buena, a mi me encanta ir con mi niño pegadito a mi por la calle. Me mira, le cuento las cosas que vamos viendo, saludamos a los conocidos que vemos...y cuando está cansado apoya su cabecita en mi pecho y ala, a dormir! A nosotros nos gustan mucho las excursiones y portear nos permite continuar esta afición sin estar limitado por el carrito. El Gnomito está más que acostumbrado a ir en mochila y podemos estar una hora o dos caminando sin bajarle de la mochila.

Ha sido todo un descubrimiento que empezamos por necesidad, por buscar una solución a "Paseando a Chuki", y una vez introducidos en el mundo del porteo ya no echamos nada de menos el carro! De vez en cuando lo usamos, por ejemplo ahora con la temporada de verano-terracitas, que salimos a cenar y el Gnomito se duerme...le tumbamos en su carro y ala, ya podemos disfrutar de las noches de terraza con el peque felizmente dormido en su carrito. Pero ya casi es un uso puntual el que damos al carro.

Ahora me da terror cuando veo a madres-colgonas...veo espaldas de bebés arqueadas, genitales aplastados, y dolor de espalda de las madres...




Estamos encantados con este descubrimiento! Gracias Gnomito por odiar el carro y hacernos descubrir esta forma de disfrutar de ti y de los paseos!!

5 comentarios:

  1. Estupendo testimonio. Me he hecho fan del porteo, aunque no lo hago tanto como quisiera. Empecé y sigo con el fular, ahora estoy con la mochila ergonómica y en breve me haré una bandolera.

    ResponderEliminar
  2. Es q lo del porteo engancha mucho!!! Es tan cómodo y tan fácil y ellos van tan bien !!

    ResponderEliminar
  3. Me encanta la idea del porteo, sobre todo por la comodidad. Tomaré nota.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado un montón la entrada. Muy completa y muy ilustrativa. Y el principio muy divertido ;-)

    ResponderEliminar
  5. Yo tampoco sabía nada de porteo cuando llegó Tenacitas y ahora no nos separamos de la mochi ! Es un inventaco, sí señor!

    ResponderEliminar