lunes, 14 de octubre de 2013

Pensamientos de una madre trabajadora

Hoy tenía pensado hablar de otras cosas, lo venía pensando desde el fin de semana, pero según me he levantado por la mañana y he venido a trabajar, mi estado de ánimo ha cambiado y me han entrado ganas de hablar de otra cosa.

Generalmente me siento feliz con mi estilo de vida. Me gusta ser una madre trabajadora, y me siento a gusto en mi trabajo. Me encanta la Escuela de mi hijo y soy feliz viendo lo bien que se lo pasa, y lo mucho que aprende en ella (véase mi última entrada y la enorme ilusión que me hizo la reunión de padres).

Pero hoy se han juntado dos cosas. Estos últimos días estoy floja de trabajo, sé que luego llegará el pico y me agobiaré, pero tener poco trabajo se me hace duro y el día se me hace eterno, además de ponerme a darle vueltas al coco. Además, hemos pasado un fin de semana estupendo donde he disfrutado muchísimo de mi hijo, viéndole interaccionar con otros niños y adultos, explorar sitios nuevos, probar nuevos alimentos, y reír y disfrutar con sus papás.

Hoy he dejado a mi hijo en la Escuela, como siempre él sonriendo y encantado de la vida. Pero yo me he venido a trabajar hoy muy triste. Hoy me encantaría que, aunque fuera por unos días, mi rutina fuera diferente. Llevar a mi niño a la guarde, a la que me encanta que vaya, pero no a las 8 de la mañana y sin desayunar! Mejor desayunar en casa conmigo, podríamos probar desayunos nuevos, leche con galletas, magdalenas, cereales...Y luego ir al cole, pero dando un paseo tranquilo, para llegar a las 9.30 que es cuando empiezan las actividades. Luego yo me tomaría un cafelito leyendo el periódico mientras espero a que abran las tiendas, y mientras pienso qué voy a hacer de comer, y entonces ir y comprarlo, y cocinarlo en casa tranquilamente. Haría algún que otro recado, o aprovecharía para trastear por internet, y luego iría a recoger a mi hijo del cole y traerlo a casa para comer juntos a la mesa y de esta manera explorar alimentos y texturas, porque no habría prisa para comer ni para limpiar y recoger todo después. Ya lo haría mientras mi peque se echara la siesta en su cuna tranquilamente. Luego llegaría Papi del trabajo y ya estaríamos los 3 juntos y felices.

Hoy, solo me vienen a la cabeza las cosas que sacrifico por trabajar y por llevar a mi hijo 8 horas a la escuela infantil. Me encantaría dar un paseo con él hasta el cole, y tardar media hora porque se entretiene con cada alcantarilla, cada hoja de otoño, cada escalón que quiere subir y bajar una y otra vez. Compartir la mesa con él, y darle a probar nuevos alimentos, dejarle una cuchara para que practique, dejar que se manche y que tire todo al suelo, total, luego tendría tiempo de sobra para limpiarlo todo. Pienso que si no trabajara quizá nuestra lactancia hubiera sido más larga. Hoy he tenido que dejar en el cole la mascarilla y el ventolín, y firmar una autorización que les permita administrárselo, con las pautas que yo les he dado. Si no trabajara, podría cuidar de mi hijo cuando estuviera malito o simplemente darle yo sus medicinas.

Pero bueno, mientras escribo esto quiero hacer un ejercicio de auto-ánimo, y voy a intentar, a pesar de mi ánimo triste de hoy, sacar la parte positiva de ser madre trabajadora, aunque hoy la tenga que escribir solo con la cabeza, no con el corazón, porque el corazón hoy me pide estar con mi hijo y no aquí sentada en la oficina.


  • Ser capaz de sacar mi trabajo adelante, tener mi casa casi-decente (a veces más decente y que otras), atender y hacer feliz a mi hijo y mi marido, y además conservar amistades, me hace sentirme poderosa, una mujer capaz de todo (o casi).
  • Papi y yo somos afortunados porque a pesar de trabajar los dos, llegamos pronto a casa y por la tarde estamos los 3 juntos y podemos acompañar los dos al Gnomito al médico si es necesario, a la piscina, al parque....o si hay que hacer recados, vamos los 3, incluso tenemos tiempo para ir a visitar a algún amigo o familiar.
  • El Gnomito está aprendiendo mucho en sus 8 horas en el cole. Le notamos cambios y cosas nuevas casi cada día. Entra al cole feliz, y sale correteando y contento. No hay mejor señal de que mi hijo disfruta en el cole.
  • Trabajar nos permite vivir tranquilos económicamente. Tener un techo decente y comida caliente. Nos permite ir de vacaciones, o llevar a nuestro hijo al teatro, o a comer de restaurante de vez en cuando. Nos permite echar un euro al cochecito de la esquina, que le encanta al Gnomito. Y nos permite ahorrar para que el día de mañana nuestro hijo pueda estudiar, si quiere (tal y como se están poniendo las tasas universitarias como para no planteárselo).



En fin, intentaré centrarme en la parte positiva mientras espero que avance el reloj y den las 16.30 y pueda salir de este zulo y que el día EMPIECE de verdad.


2 comentarios:

  1. Nada que decir. Acabas de describir exactamente cómo me siento desde hace una semana o así. Son bajones que nos dan, pero tu ejercicio de auto-ánimo está muy bien si no queremos volvernos locas.

    ResponderEliminar
  2. Lo tienes controlado. Estoy segura de que unos dias podrás cumplir una parte y otros dias otras. Es precioso que sientas ese amor por tu hijo, tu vida familiar y tus retos laborales, que también parece que son importantes para ti y sin ellos tu hijo seguramente vería en tus ojos que te falta algo. Deja pasar el dia de hoy y no pierdas de vista el horizonte. Mucho ánimo!.

    ResponderEliminar