viernes, 28 de junio de 2013

Volviendo a mi YO-ADOLESCENTE

He dormido 4 horas. Por delante me espera una jornada laboral y una tarde piscinera con el Gnomito y con más niños. Pero la adrenalina aún corre por mis venas. Aún me dura el subidón. Hoy siento eso de "que me quiten lo bailao".

Y es que ayer me emancipé por unas horas de Papi y del Gnomito. Ayer cogí a una amiga por banda y nos fuimos de concierto, nada menos que al concierto de Bon Jovi al estadio Vicente Calderón!!

He de decir que antes de ponerme en modo "mujer-super-fan", estuve toda la tarde en modo "madre-dejatodopreparado", dando de merendar al churumbel, preparando su bolsa de ropa y comidas varias para el día siguiente, preparando mi propia ropa para ir a trabajar, saliendo a hacer recados varios por el barrio, preparándome mi bocata para cenar en el estadio...hasta que a las 19.30...me despedí de mis chicos, y mi yo-esposa-madre pasó a un segundo plano por unas horas, y dejó salir a mi yo-mujer-adolescente-loca-superfan.

Qué conciertazo! Qué momentazos! Quizá habéis oído en la tele que el grupo actuó gratis en España, pusieron las entradas a precio amigo, por la crisis, y ellos no cobraron, lo recaudado fue para pagar a los técnicos, seguridad, etc. Un detallazo que el público agradeció con un mosaico en el que podía leerse "GRACIAS".

La realidad es que yo levanté el cartelito que me tocaba y veía a todo el estadio teñido de rojo y amarillo, y en una zona se veían cosas blancas...que imagino que es donde ponía GRACIAS, porque yo no logré leer nada, pero da igual, la sensación de estar en un estadio con 50.000 personas que nos hemos puesto de acuerdo para hacer una misma cosa a la vez, levantar un cartelito, me ponía la piel de gallina.

Igualmente se me ponían los pelos de punta cuando Jon Bon Jovi nos animaba a dar palmas, o levantar las manos, o mover las manos de un lado a otro....ver un estadio entero haciendo eso a la vez, me emocionaba muchísimo. De hecho, el propio Jon nos decía (o eso logré entender, entre que hablaba en inglés y el jaleo igual no entendí bien), que mañana cuando estemos en nuestros trabajos, escuelas y demás, recordaríamos ese momento en el que éramos todos uno, todos con los brazos en alto, todos cantando la misma canción. y es verdad. Ahora estoy en el trabajo y recuerdo ese momento y aún me emociono al revivirlo. Aún noto esa energía.

Otro momento bonito fue el momento-mechero....o adaptado al siglo XXI, el momento-linterna-del-móvil. Y es que en las lentas ya no se encienden mecheros, que te acabas quemando el dedo coñe. Ahora encendemos las linternas del móvil. Y el efecto me encantó. El estadio a oscuras parecía un cielo lleno de estrellas. Llamadme romántica, pero yo estaba al borde de la lágrima.


Otro momento culmen fue cuando España acababa de ganar a Italia en la copa Confederaciones, y Jon saltó al escenario con una camiseta de "La Roja" y nos informó del resultado del partido. El estadio cayó a sus pies (si es que no lo estábamos ya...)


Mi momento de éxtasis final fue ya en los bises, cuando por fin sonó mi Livin on a Prayer (si alguna leísteis el post de los premios que me dieron, sabréis que es MI canción, prefe de entre las prefes).  Desgañitarme es poco. Ahí ya me rompí la garganta.


Como os digo aún tengo la adrenalina en las venas. Canté, bailé, me emocioné, grité...Me acosté a las 2.15 de la madrugada y me ha sonado el despertador a las 6.40, y aún habiendo dormido 4 horas 25 minutos, me he puesto de pie como un clavo, y me he ido a la ducha sin rechistar. Es cierto eso de "sarna con gusto no pica". Porque de momento no me pesa haber trasnochado, lo pasé tan bien y disfruté tanto, que el día cansado que me espera hoy, es un DULCE castigo que merece la pena mil veces por la noche que viví. Como dice una de las canciones que sonaron anoche...."I'll Sleep when I'm dead".

Era la primera vez que salía por la noche desde.....uf, ni me acuerdo ya. Y mucho menos sola, solo con amigas. Pero creo que es muy importante, es vital, volver a nuestro yo-mujer de vez en cuando (igual que a nuestro yo-pareja, pero de eso ya hablaré en otro post). Mira que mi yo-madre me ha llenado la vida completamente, estoy feliz con esta nueva faceta, pero reconozco que volver a ser YO por unas horas me ha recargado las pilas!!

miércoles, 26 de junio de 2013

Papás canguro

Cuando me quedé embarazada, ya imaginaba bucólicos paseos con Papi, empujando un bonito carrito con nuestro bebé tranquilo disfrutando del paseo. Algo así como la Pataki en estas fotos paseando a su niña.


Cuando el Gnomito nació, nos topamos con esta realidad:


A nuestro hijo no le gustaba nada el carro. Parecía que estábamos paseando al muñeco diabólico. La gente nos miraba...y me daban ganas de explicarles "no se asusten, no le hemos pegado ni nada de eso".

En aquellos comienzos la palabra PORTEO no entraba en mi vocabulario, no sabía nada al respecto excepto esas mochilas colgonas que había visto a veces. De hecho, teníamos una que nos habían dejado.

Teníamos que buscar una solución a esos paseos del infierno. Empecé a interesarme por las mochilas. Probamos la susodicha mochila colgona, pero el berrinche del gnomito fue mayor que si fuera en el carro. Empecé a preguntar en mi círculo de amigas-mamás, a ver qué me contaban. Y una de ellas mencionó las palabras "mochila ergonómica". Indagando indagando, me fui informando del porteo ergonómico, de la postura correcta para los bebés, y de los beneficios que tiene portear a los niños.
Entonces una amiga nos prestó un fular:


Qué descubrimiento! Es cierto que las primeras veces que lo probamos, fue por casa, porque el niño lloraba, pensamos que era cuestión de que se acostumbrara, e insistimos. Poco a poco iba a mejor, sobre todo cuando, con el niño en el fular, nos poníamos a movernos por casa, y se calmaba. Un día nos atrevimos a salir, con fular y sin carro, a casa de mi hermana (5 minutos andando). Y GENIAL!! Le fuimos cogiendo el gustillo, y la maña, que cierto es que hasta que le coges el tranquillo a los nudos cuesta un poco. El Gnomito también le cogió el gustillo porque iba tranquilo, incluso se echaba siestas. Por fin nuestros paseos y nuestras salidas a hacer recados eran tranquilas!

Cuando ya tenía unos 4 meses, cambiamos el fular por la mochila MANDUCA.


Para nosotros mucho más práctica y fácil de usar, aunque para recién nacidos y primeros meses me gusta más el fular. La usamos indistintamente Papi y yo, aunque nuestra diferencia de tamaño hace que andemos siempre ajustando los tirantes. Nuestras espaldas se han ido fortaleciendo según el Gnomito ha ido creciendo. A día de hoy pesa casi 9 kg y seguimos llevándole delante sin problema. Le encanta mirarlo todo desde la mochila, mirar a la gente que se para a saludarnos cara a cara, y poder mirar a su papi o mami y decirnos cositas. Para nosotros es el método infalible cuando no hay manera de que se duerma. Es ponerle en su mochila...y cae rendido al momento. Le encanta dormir pegadito a sus papis.

Ahora que ha llegado el verano, notábamos que pasaba un calor horroroso en la Manduca (de color negro, para más INRI). Así que nos hemos hecho con un mei-tai. Una mezcla entre mochila y fular, pero mucho más fresquito que la mochila, y más fácil de poner que el fular.



Nosotros apenas usamos el carrito, de hecho, al Gnomito le cuidan sus abuelas por la mañana, y el carro lo tienen ellas. Por las tardes y los fines de semana, porteamos. De hecho las abuelas nos dicen que un día de estos nos van a pedir la mochila, porque sigue sin gustarle mucho el carro y para paseos cortos vale, pero cuando las abus tienen que hacer recados e ir de acá para allá...acaban teniéndole que llevar en brazos!

Nuestra experiencia porteando es muy buena, a mi me encanta ir con mi niño pegadito a mi por la calle. Me mira, le cuento las cosas que vamos viendo, saludamos a los conocidos que vemos...y cuando está cansado apoya su cabecita en mi pecho y ala, a dormir! A nosotros nos gustan mucho las excursiones y portear nos permite continuar esta afición sin estar limitado por el carrito. El Gnomito está más que acostumbrado a ir en mochila y podemos estar una hora o dos caminando sin bajarle de la mochila.

Ha sido todo un descubrimiento que empezamos por necesidad, por buscar una solución a "Paseando a Chuki", y una vez introducidos en el mundo del porteo ya no echamos nada de menos el carro! De vez en cuando lo usamos, por ejemplo ahora con la temporada de verano-terracitas, que salimos a cenar y el Gnomito se duerme...le tumbamos en su carro y ala, ya podemos disfrutar de las noches de terraza con el peque felizmente dormido en su carrito. Pero ya casi es un uso puntual el que damos al carro.

Ahora me da terror cuando veo a madres-colgonas...veo espaldas de bebés arqueadas, genitales aplastados, y dolor de espalda de las madres...




Estamos encantados con este descubrimiento! Gracias Gnomito por odiar el carro y hacernos descubrir esta forma de disfrutar de ti y de los paseos!!

martes, 25 de junio de 2013

Premio para la señorita!!

Hoy voy a dejar un poco a un lado las historias del Gnomito porque...señores! hay vida ahí fuera! me lee gente!! Y no solo eso, me han dado no uno...sino dos premios al blog!

Qué bien, qué ilusión!!

El primero viene de la mano de Con9meses, una compi de mi grupo de mamis que se acaba de estrenar como bloguera. El premio es para dar a conocer a nuevos blogs así que venga, pasaros a conocerla!!


Y el otro premio me lo ha concedido Tenacitas y Compañía, un blog que no conocía hasta ahora pero que ya me tiene enganchada a sus historias.



A las dos os doy las gracias por acordaros de mi, y nombrarme en vuestros blogs!

Estos premios no vienen de vacío, se deben contestar algunas preguntas, que entre las de una y las de otra esto va a parecer el "tengo una pregunta para usted", pero bueno, allá voy!

  1. ¿Barajaste otros nombres para el blog antes de decidir el que tiene? Le di muchas vueltas al nombre, sobre todo pensando qué seudónimo usaría para mi niño. En realidad, Gnomito solo lo uso para el blog, en la vida real le llamo monito, peque, bichi, gordi......
  2. ¿A quién diriges tu blog? Principalmente a mi misma y a mi hijo cuando tenga edad de leerlo. Y de paso a otras mamis/papis que les pueda servir, o entretener, o interesar...nuestras historias.
  3. ¿Cuántas horas pasas delante del ordenador? Trabajo delante de un ordenador...así que unas 8 diarias.
  4. ¿Qué aficiones tienes en tu vida offline? Muchas! Me encanta viajar, salir de excursión, cocinar, leer, hacer manualidades, editar fotos y videos...muchas de ellas las tengo muy abandonadas porque ahora mi hobbie number one es pasar la tarde con mi hijo en el parque, pisci, o donde sea.
  5. ¿Cuál es el mejor regalo que te gustaría recibir? Ya lo he recibido. Mi niño.
  6. Si le pregunto a la gente que te conoce bien, ¿qué me dirían de ti? Uf, qué dificil. Ni idea. Creo que dirían que soy alegre, activa, y de confianza. CREO.
  7. ¿Cuáles son tus tres puntos fuertes? Me considero segura de mi misma, bastante organizada y muy positiva.
  8. ¿Y tu punto débil? A veces tengo mal pronto y suelto malas contestaciones, cuando me estreso o me toca algo las narices...
  9. ¿Cuántas veces has dicho "nunca más" sobre algo y luego has vuelto a caer? Es una chorrada, pero yo diría comer churros. Me sientan fatal...y cada vez que los como pienso "nunca más". Hasta la siguiente vez que los como....
  10. Tu persona favorita y por qué. Mi madre. Es todo entrega y bondad. Para mi, mi ejemplo a seguir.


1. ¿En qué te inspiras para escribir? En mis propias experiencias, vivencias que me gustaría recordar en el futuro, momentos que quiero que mi hijo lea cuando sea mayor, y en otros blogs, de los que siempre saco temas e ideas para futuras entradas.
2. ¿Tienes mascota? No...
3. ¿A qué te gustaba jugar de pequeñ@? A hacer el mono. Donde yo vivía había una gran explanada de cesped, y ahí pasaba las horas haciendo el pino, volteretas, subiéndome a muros y tejados, a los árboles...
4. ¿Dulce o salado? Salado + chocolate.
5. Un libro: Cometas en el cielo.
6. Una canción: Pasión adolescente...Livin on a prayer, de Bon Jovi
7. Destino de tus vacaciones soñadas: Recorrer Suiza en coche o autocaravana
8. Una fobia. Quedarme encerrada en un ascensor
9. Un vicio (confesable): los bollos de chocolate y la comida basura
10. ¿Tendrías un segundo blog? ¿Sobre qué temática? Ya tuve uno, sobre manualidades con Fimo, pero al quedarme embarazada lo fui dejando y hace poco tiempo lo he eliminado de la red.
11- Defínete en dos palabras. Mmm...creo que con las preguntas 6, 7 y 8 del cuestionario anterior...me he definido bastante


Bueno y si alguno habéis llegado hasta aquí, enhorabuena! Este premio tiene que seguir circulando así que aquí van mis blogs premiados:


Jump around the table. Porque es mi compi, mi amiga y porque me encanta su proyecto de educación para sus hijas.
Mamá dice y yo digo. Por su originalidad al escribir un blog entre madre e hija, dando cada una sus puntos de vista.
Trimadre a los treinta. Porque me parto con sus historias de trimadre.

Y las preguntas que hay que responder...a ver a ver...os doy a elegir entre los dos cuestionarios que me han hecho a mi. El que más os apetezca responder!



viernes, 21 de junio de 2013

El Gnomito y la teta

8 meses y medio ha durado nuestra lactancia. Yo que ya le había cogido el gustillo, y va el Gnomito y me dice, a su manera, "mamá yo ya soy mayor, esto de estar aquí acurrucado mamando no me va". Había oído tanto hablar del destete respetuoso...me preguntaba cómo destetaría al Gnomito llegado el momento. Pero no fue necesario. El Gnomito decidió. Yo con toda mi pena le fui persiguiendo teta en ristre durante 2 semanas. Se la ofrecía en cualquier momento, por si colaba. Los últimos días solo me cogía el pezón y me daba un pellizco. Pero con la mano. La boca ni acercarla. Como veis he empezado por el final, pero es que me dejó un vacío dejar la teta. Llevé bien sacarle de nuestra habitación. Llevé bien volver a trabajar. Y sin embargo esto me daba muchísima pena.

Pero bueno, vayamos al principio. Yo quería darle el pecho a mi hijo. Aunque era de las que, cuando hablaba sobre ello, añadía siempre la coletilla "le daré el pecho, si puedo". Y es que en mi entorno había conocido experiencias espantosas con la lactancia. Mi hermana sin ir más lejos. Su subida de leche vino en forma de mastitis con bultos hasta en las axilas, con pezón plano y unas grietas que daban miedo. Aún recuerdo la estampa de mi hermana en el baño, llorando de dolor, usando un sacaleches donde en el recipiente había leche mezclada con sangre. Aún me dan escalofríos al recordarlo. Amigas cercanas contaban historias de terror sobre grietas y mastitis. Le tenía más miedo a la lactancia que al parto. Me leí el libro de Carlos González, Un regalo para toda la vida. Y me pareció muy bueno, de hecho he releído algunos capítulos cuando se me han presentado ciertas circunstancias durante la lactancia. Estaba obsesionada con el piel con piel, el ponerme al bebé al pecho nada más nacer, en dejarle reptar hasta encontrar mi pecho...Cuando me dijeron que me harían cesárea pensé que se había echado todo a perder. Pensé que si mi hijo no encontraba mi pecho en sus primeros minutos de vida ya no lo encontraría nunca. Pensé que le darían un biberón y ya nunca querría el pecho. Pensé que por ser cesárea la leche tardaría mucho en subir, y lo haría en poca cantidad, y acabaríamos dándole biberones.

Por eso, cuando me dijeron en reanimación que por fin, 6 horas después, me subían a la habitación, casi ya iba con la teta fuera, ansiosa por ponerme a mi hijo al pecho en cuanto le viera.

Pues así hice, y qué desastre madre mía! En el momento no me lo parecía, pero a día de hoy veo vídeos dando de mamar en el hospital y ¡lo hacía fatal! Mi teta era más grande que la cabeza del niño, y sin embargo el pezón era muy pequeñito, y un poco plano. Con lo que el pobre Gnomito abría la boca que parecía que iba a comerse una brontohamburguesa pero se encontraba con mi mini-pezón y se le escurría de la boca. A parte yo con la vía puesta no me apañaba. Probaba tumbada. Con una mano me sujetaba la teta. A su vez papi sujetaba al Gnomito de lado pegadito a mi, y a mi me sobraba un brazo...que me lo ponía de almohada debajo de mi cabeza. Muy ortopédico todo. Para engañar al niño e intentar que no se le escapara el pezón, le echábamos una gotita de leche con una jeringa sobre el pezón (con la mano libre que le quedaba a Papi), y el pobre echaba la boca pero nada, se le escurría. Como veis necesitábamos 4 manos para dar de mamar a un bebé recién nacido.

El día que nos dieron el alta, llegamos a casa, comimos, y me dormí un rato la siesta. Al despertar..aydioooos! me arden las tetas! me miro al espejo y se habían convertido en hormigón armado. Duras, deformes, con bultos, y ardiendo. Joder, la subida de la leche!! Rápidamente llamé a mi hermana, que dada su experiencia en subidas brutales, seguro que me ayudaba. Y así fue. Ahora la cosa se tornó aún más ortopédica que en el hospital.

Yo, sentada en el sofá con el Gnomito puesto al pecho (apoyado en el cojín de lactancia). Mi hermana masajeándome (esta palabra no define del todo la situación...más bien me AMASABA los bultos que me habían salido) la teta derecha, fuertemente, para ir deshaciendo los bultos, y mientras el Gnomito intentando pillar cacho, pero era complicado, se le escurría el pezón. A su vez y mientras eso ocurría, Papi hacía lo mismo pero en la teta izquierda. Esta teta intentábamos vaciarla con sacaleches, para que fuera saliendo la leche de los bultos que Papi iba deshaciendo. Dense cuenta de que hablamos ya de 6 manos, un sacaleches y un bebé recién nacido.

En un momento de lucidez de alguno de los presentes, se nos ocurrió probar unas pezoneras prestadas que tenía en casa. BINGO!! Por fin un pezón (de mentirijilla) de un tamaño adecuado, el Gnomito se enganchó, por fin!! Y empezó a sacar la centrallecheraasturiana que se me había formado.

Los primeros días seguimos con el método ortopédico. Cuando se acercaba la toma, mami a la ducha, a echarse agua lo más caliente posible y masajear para ablandar un poco el tema (dense cuenta de que estamos en los primeros días se septiembre, con un calor considerable y yo escaldándome en agua ardiendo). Y luego, pezonera, Gnomito, y papi AMASANDO bultos (llegué a tener moratones en el pecho de la fuerza de los amasamientos).

Y fueron pasando los días, y fui dejando de necesitar la ducha caliente, y poco a poco, dejé de necesitar los amasamientos, y poco a poco todo fue fluyendo, fuimos instaurando la lactancia, esa que yo creía perdida por ser cesárea programada, por estar las primeras 6 horas separada de mi hijo, gracias a mi hermana, y a Papi, lo conseguimos!!

Las pezoneras nos acompañaron los 2 primeros meses, hasta que el peque tenía el tema ya muy dominado y fue capaz de engancharse a mi mini-pezón.

Me considero con suerte. Jamás tuve una grieta, ni una obstrucción, ni una mastitis. Para prevenir esto siempre se habla de la postura del bebé, pero yo creo que influye mucho también el tipo de piel de cada una. Sé de mamis cuyos hijos se agarran perfectamente y aún así pasan las de caín con las grietas. Pues eso, que tuve suerte.

Los primeros 2 meses mi Gnomito era mi pegatina (expresión que tomo prestada de mi amiga tri-mami antes mencionada, la de los niños bien colocados pero aún así con grietas), es decir, me recuerdo a mi misma con la teta fuera todo el día, allá donde estuviera. En casa, en la cama, en una terracita, en casa de los abuelos (o de quien fuera), en un banco del parque...Las tomas eran eternas, y no aguantaba las 3 horas ni de lejos. He de decir que la teta para nosotros era mano de santo para todo. No solo era para alimentar, era para consolar, calmar, dormir...si el Gnomito lloraba y no sabíamos porqué, teta. Y funcionaba!  En esta época recuerdo momentos frustrantes, estresantes, agobiantes, en los que infinidad de veces le dije a Papi "OJALÁ TUVIERAS TETAS!". Pero en general, puedo decir que nuestra experiencia tetil ha sido preciosa, ya os dije al principio del post que yo lo hubiera alargado más. Ya siendo más mayorcito, me miraba y me sonreía con la teta en la boca, me encantaba verle así!

Al dejar la lactancia y retirarse la leche, el desaguisao que me ha quedado en el pecho es pa verlo. Estrías, descolgamiento...Pimientos asados. Como yo digo, es la huella que mi hijo ha dejado en mi, y luciré con orgullo. Repetiría una y mil veces.

VIVA LA TETA!!


jueves, 20 de junio de 2013

Mi cesárea II

He de decir que no guardo un mal recuerdo de mi cesárea. Me hubiera encantado vivir el nacimiento de mi hijo de otra manera, pero las cosas vienen como vienen, y al final solo piensas en que todo salga bien. Pero creo, que a pesar de que una cesárea es una intervención quirúrgica, las cosas pueden hacerse mucho mejor, emocionalmente hablando. Tener un hijo es una experiencia vital inigualable a ninguna otra cosa que puedas vivir, para una pareja es un momento único en la vida (aunque tengas varios hijos, cada nacimiento es único) y los profesionales sanitarios deberían ser más conscientes del momento tan importante que están viviendo sus pacientes. Estoy de acuerdo en que siempre debe tener prioridad la salud de los pacientes. Pero creo que, en el caso de una cesárea programada y sin complicaciones como fue la mía, Papi podría haber estado acompañándome, en mi lado de la sábana. Me sentí muy sola e indefensa durante el proceso. El quirófano estaba lleno de gente pero nadie me hablaba, nadie me dio la mano siquiera, aún escuchando en el monitor que estaba muerta de miedo. Nadie me vio llorar al escuchar el llanto de mi hijo. No recuerdo que nadie me dijera enhorabuena. Solo recuerdo escuchar, al otro lado de la sábana “anda, otro pelirrojo!”. Eso fue todo. Y creo que no cuesta tanto, ni compromete mi salud ni la de mi hijo, el dedicarme una palabra tranquilizadora, una sonrisa, o un apretón de mano en algún momento, al menos irme diciendo lo que me están haciendo. No me trataron mal, que conste, pero creo que todo podría humanizarse un poco más.

No sé si realmente fue tan vital y necesario tenerme 6 horas separada de mi hijo, pero, de ser así, en mi caso y en el de otras muchas madres, quizá podría separarse a las mujeres con cesáreas, en otra zona de reanimación, donde poder estar con sus hijos y sus parejas, si no teniéndolos en brazos, al menos viéndolos. Sé de oídas de algunos hospitales donde los papás pueden entrar a las cesáreas, y los bebés se ponen al pecho de sus madres al nacer, a pesar de la cesárea. Creo que estas prácticas deberían generalizarse mucho más, siempre teniendo en cuenta los riesgos para la salud, como ya he dicho,  me refiero a las cesáreas que han transcurrido sin complicaciones.

El caso es que mi Gnomito nació perfecto, pesó 3,080 kg, y 48 cm. Debido a la postura de nalgas que tenía en mi tripa, tenía la cabecita bastante aplastada, es como si yo le hubiera estado aplastando con mis costillas, de ahí el seudónimo que escogí para él, con esa cabecita parecía un gnomito…También tenía las piernas muy encogiditas, por haber tenido el culete tan encajado abajo. Tuvimos que hacerle una ecografía de cadera y afortunadamente todo estaba bien. La cabecita y las piernas se corrigieron por sí solas a las pocas semanas.

Yo me recuperé fenomenal de la cesárea, aunque también creo que le puse mucha voluntad y ganas a mi recuperación. El mismo día de la cesárea ya me levanté al baño, con ayuda, claro. Quise comer y beber en cuanto me llevaron a la habitación. Y pedí, supliqué que me quitaran la vía, que sería buena y me tragaría todo lo que tuviera que tragarme pero por favor que me quitaran eso. Esto no coló hasta el día siguiente, pero finalmente me la quitaron.

Me pusieron 13 grapas…y no fui capaz de mirarme la herida hasta el tercer día, con lo aprensiva que soy…capaz de desmayarme. Al día siguiente de la cesárea ya me duché con ayuda de mi madre.
Estuve "solo" 3 días ingresada, el bebé nació un jueves y nos fuimos a casa un domingo, esto estuvo bien, ya que tengo noticias de otros hospitales donde en caso de cesárea se está 5 días. Me da algo si tenemos que estar 5 días allí!
Tardaron 8 días en quitarme las grapas, y hasta ese día no era capaz de andar completamente erguida, me tiraban muchísimo. Fue quitármelas y...milagro! Ya podía andar normal!
A partir de ese momento ya creo que pude hacer vida normal, tan normal como una recién parida. Los estornudos, toses, o ataques de risa aún dolían. Incorporarme en la cama era todo un show. Pero fuera de eso podía moverme con bastante normalidad.

Y hasta aquí mi experiencia con la cesárea. Creo que podemos encontrar por ahí en blogs y foros muchas experiencias sobre partos, pero poca gente habla de las cesáreas. Ojalá muy pronto podamos vivirlas de la forma más parecida posible a un parto.

lunes, 17 de junio de 2013

Mi cesárea I

Hoy vamos a volver al hilo conductor de la historia del Gnomito. Creo que haré así, ir alternando historias sobre mis recuerdos, con historias actuales.
Hoy voy a hablar de mi cesárea. Como ya conté en la entrada sobre el tercer trimestre de embarazo, teníamos una fecha, un día “D”. En Gnomito venía de nalgas y nacería por cesárea programada el 30 de agosto de 2012.
Me había informado bien de cómo sería el procedimiento. No era mi parto ideal, como ya conté, pero bueno, pensé que en la vida hay que aceptar las cosas como vienen. En mi caso la vida me ha llevado por un camino largo y escabroso para conseguir tener un hijo, que además nacería por cesárea. Bien. Lo asumo y lo acepto. Sabía que no me pondrían al niño al pecho nada más nacer, se lo llevarían a Papi y él podría hacer piel con piel con el bebé, hasta que yo volviera de reanimación. Estaba contenta porque Papi pudiera vivir esa experiencia. Si no la podía vivir yo, quién mejor que él para poder vivirla, verdad?
Solo tenía un “come-come” en la cabeza. Nuestros padres. Como buenos padres que son, cuya hija/nuera se va a someter a una operación quirúrgica, querían estar a nuestro lado. Pero a mi me obsesionaba que los 4 abuelos pudieran disfrutar de mi hijo, verle, tocarle, achucharle, besarle….antes que yo. Que cuando me subieran a la habitación, ésta estuviera llena de gente, y no poder disfrutar de la intimidad de estar los 3 solitos, conociéndonos, llorando si era necesario. Por eso hablamos con nuestros padres. No sé si lo entendieron, pero lo respetaron. Les pedimos que no subieran a la habitación con Papi y el Gnomito hasta que yo volviera de reanimación.

El día anterior, yo andaba ya muy nerviosa, nos pasamos el día por ahí, con mis padres, con mi hermana, con unos amigos que vinieron a vernos…cualquier cosa con tal de no estar en casa viendo pasar los minutos.
Yo pensé que no pegaría ojo, pero conseguí dormir más o menos bien hasta las 5 de la mañana, a esa hora ya me entraron los nervios y no pude volver a dormirme. Tenía que ingresar en el hospital a las 7 de la mañana.
Ese momento de salir de casa…camino al hospital, sabiendo que todo cambiaría cuando volvieras a cruzar esa puerta, que tu vida nunca sería igual, que nos íbamos dos, y volveríamos tres…ese momento es inolvidable, emocionante.

Al llegar al hospital me hicieron una ecografía, me decían que si se había colocado bien en el último momento, me volvía a casa a esperar a ponerme de parto. Yo, con los nervios vividos, ya no soportaba la idea de volver a casa sin mi bebé y aún con el bombo, así que ya puestos, deseaba que siguiera de nalgas. Y así era. Tras unos minutos en monitores, empezaron a prepararme.

Dios mío, qué nervios tenía. Ahí, metida en la cama, desnuda, con un gorrito en el pelo…cagadita de miedo. El camillero paseándome hacia el quirófano. Ya estaba sola, excepto por el camillero. Me acababa de despedir de Papi, me agarró la mano y me dijo “hasta luego”…tenía ganas de llorar. Pero me daba corte llorarle al camillero.
Llegué a la puerta del quirófano y ahí me aparcaron, hasta que empezaron a llegar enfermeras, a ponerme una vía, etc. Y de repente una enfermera me reconoce por el nombre. “Soy la prima de Alberto” (uno de los mejores amigos de Papi). ¡Por fin una cara amiga! (aunque yo no la conocía de nada…pero el oír que alguien te llama por tu nombre cuando estás tan sola, indefensa, y cagada…es como su fuera tu amiga de toda la vida). Me decía que era la enfermera que atendería al Gnomito al nacer. Me advirtió que no le oiría llorar, y que se lo llevarían inmediatamente al nacer, para estimularle a que rompiera a respirar, ya que al no ser un parto, el niño no reaccionaría espontáneamente. Menos mal que me lo advirtió, si no hubiera pensado que el niño nacía mal.
Cuando por fin entro a quirófano, la anestesista. Uffff! La epidural. Qué grima me daba pensar en ese pinchazo en la espalda….milagrosamente…no sentí nada! Creo que me debió de poner algo de anestesia local antes de pinchar a la médula, porque no sentí nada de nada.
Mientras me empezaba el hormigueo por las piernas, me pusieron los brazos en cruz, y me llenaron los brazos de cosas. Una de esas cosas marcaba mis pulsaciones en un monitor. A toda leche. A veces hasta sonaba una alarma de lo rápido que me iba el corazón. Estaba muerta de miedo, nerviosísima. Me daba cierta vergüenza que todos los que había en quirófano lo supieran (el monitor chivato).
Me ponen una sábana delante de la cara para que no vea la operación. Ya me cago del todo. Esto ya va a empezar. Noto el roce de sábanas por las piernas. Ay Dios, van a empezar y yo todavía siento cosas. “Por favor, esperen que todavía siento!”. Qué tonta. Al parecer solamente me estaban poniendo sábanas en las piernas, y sondándome. Poco a poco voy dejando de sentir nada.

Y de repente, escucho, al otro lado de la sábana “vamos a empezar”. En ese momento cerré los ojos fuerte esperando sentir el corte del bisturí…pero no. Nada. A los pocos minutos empiezo a notar cosas. No es dolor, para nada. Siento que están tirando de mis entrañas, parece que me van a sacar las tripas. Llegué a pensar que junto al Gnomito sacarían mi estómago…qué sensación. Me apretaban las costillas. Jolín, debía estar bien agustito dentro el Gnomito porque forcejearon bastante hasta sacarlo. Las sensaciones eran desagradables, aunque no sentía dolor.
De pronto la “enfermera amiga” sale pitando con mi hijo envuelto en unas mantas. Yo la miro. Me mira ya en la puerta del quirófano y me deja ver, de lejos, la coronilla de mi bebé. Sale por la puerta. Ya no estoy pendiente de qué me están haciendo a mi, supongo que sacar la placenta, coserme, qué se yo. Yo solo miro la puerta por la que ha salido mi hijo. Y de repente lo oigo. Le oí llorar al otro lado de la puerta. Y lloré. Lloré sola en el quirófano sin que nadie reparara en ello, y respiré tranquila. A los pocos minutos la “enfermera amiga” vino con el Gnomito, me lo acercó y pude verle la carita y darle un beso, aunque tenía los brazos llenos de cosas y no pude tocarle. Ya se lo llevaban a Papi.

Volví a centrarme en qué narices me estaban haciendo. Mi corazón seguía a dos mil por hora, pero por fin terminaron conmigo. Empecé a temblar. Parece ser que es un efecto muy frecuente de la epidural. Era incapaz de controlarme, temblaba muchísimo, no podía casi ni hablar!

Me llevaron a reanimación. Yo esperaba estar allí un ratito, no sé, una hora? A cada minuto trataba de mover un dedo del pie, pensé que en cuanto se me pasaran los efectos de la anestesia podría reunirme con mi bebé y con Papi. Pasaba el tiempo, yo ya movía las piernas perfectamente y nada, que no me sacaban de allí. Estuve la friolera de 6 horas!!!!! Me había subido mucho la tensión, y por eso me tenían en observación hasta que se me normalizara. No recuerdo mucho de esas horas, creo que me debían tener algo sedada, porque no se me hizo tan largo como cabía esperar. Durante ese tiempo, vino a verme un amigo que trabaja en ese hospital, y también Papi, que me enseñó fotos de nuestro pequeño en el móvil. Me contó que había podido tener al niño piel con piel, y que el pobrecito le buscaba el pecho, pero que no le habían dado ningún biberón. Finalmente cedimos a que entraran los abuelos a estar con Papi y el Gnomito, eran muchas horas y los pobres ya habían dado 50 paseos alrededor del hospital y tomado 20 cafés. Solo les pedimos que cuando me llevaran a la habitación, se fueran, para poder conocernos los 3 como familia, en la intimidad y solitos.

Y así fue. Cuando por fin me dijeron que ya me llevaban a mi habitación…no daba saltos de alegría porque no podía, pero los daba mentalmente. Me moría de ganas de tener a mi hijo en brazos, de verle, tocarle, besarle, ofrecerle mi pecho…


Y por fin, 6 horas después de su nacimiento, pude encontrarme con mi Gnomito, y con Papi….

lunes, 10 de junio de 2013

Fisioterapia respiratoria

Los pulmones son el punto débil de mi Gnomito. Yo, que pensaba que la teta les hacía súper-niños, sanitos, invencibles por los virus….Pues no! Qué sorpresa me llevé cuando el pequeñín, a los 3 meses, empieza a toser. No le di mucha importancia hasta que esa tos empezó a bajar al pecho, y a tener unos ruidos el pobre que ni las motos GP. Qué chasco me llevé cuando el pediatra nos dice que es bronquiolitis. Horror! No entendía. Si le doy pecho! Le das pecho, pero no la pócima de Obelix mujer. En fin, espero que si alguna madre que me lea, no le dio pecho a su hijo y se siente culpable, se tranquilice. Los niños de teta también se ponen malos.

Bien, una vez diagnosticado, entramos en un festival de mascarillas, ventolines, estilsonas, budesonidas y fluidasas. Muy divertido ver cómo tu hijo se desgañita mientras tú le enchufas la mascarilla para que aguante 10 segundos respirando dentro.

Afortunadamente se recuperó en una semana, y pasamos unos cuantos meses buenos (buenos, pulmonarmente hablando, porque también hemos tenido conjuntivitis varias, y fiebres extrañas que no daban síntomas de nada).

Desde que empezó el mes de mayo (hablamos de casi mes y medio atrás), el Gnomito empezó otra vez con mocos y tos. A los pocos días, el pediatra nos dice que otra vez estamos al borde de la bronquiolitis. Otra vez el festival. Esta vez nos dice que estemos todo el mes de mayo con aerosoles para que se cure bien. A final de mayo terminamos la budesonida, y pasamos 4 o 5 días buenos. Y tras pasar un día (de junio, no os penséis que fue en enero o algo así) en el campo, otra vez la *?/%&**!”# tos.

Ya estaba desesperada, cuando tuve conocimiento gracias a mi preciado grupo de mamis (nota mental: tengo pendiente hablar de ellas), de la fisioterapia respiratoria. Ya buscando en Internet se me ponían los pelos de punta viendo el método. Me resultaba dantesco. En el centro donde tenía pensado llevar al Gnomito colgaban unas fotos, para ellos preciosas porque muestran los buenos resultados que obtienen, de palanganas llenas de flemas y mocos. Fotos de niños llorando mientras la fisio les metía el dedo en la boca. Tenía mal cuerpo solo de pensarlo, pero mis preciadas mamis ya habían llevado a alguno de sus bebés y les había ido genial, les habían dejado bien limpitos de flemas. Yo ya estaba cansada de medicar tanto a mi niño así que me dije que no teníamos nada que perder, excepto pasar un mal rato, así que ayer, nos plantamos allí Papi, el Gnomito y yo.

El espectáculo es tremendo. Os cuento. Con el bebé en pañal y sentado sobre las piernas de la fisio, ésta empieza dándole un masaje en el pecho, haciendo presión sobre distintas zonas. Después, algo les toca en el cuello que les hace toser, y de ahí, mete el dedo al niño en la boca….bien dentro, y a base de arcadas, van saliendo mocos, mocos y más mocos. Esta operación se repite durante más de media hora, hasta que la fisio considera que el niño necesita. Le ausculta en diferentes momentos para ver los ruidos. Los niños deben ir en ayunas de 2 horas, para evitar que vomiten la comida. Aún así el Gnomito echó un poco de fruta el pobre, no le había dado tiempo a terminar la digestión.

Fotos sacadas de distintas webs de clínicas especializadas en fisioterapia respiratoria



No olvidaré su mirada mientras la fisio actuaba, como diciendo ¡mami haz algo!. Y yo mientras sonriéndole y diciéndole “venga gnomito, que eres un valiente, ya falta poco”….Uf, qué mal rato pasó él, y yo de verle.

Aún no sé si ha merecido la pena. 4 días después de la sesión, el peque sigue con tos y mocos, y tenemos que seguir con los aerosoles. Es verdad que los kilos de mocos que le sacaron, están mejor fuera que dentro. No sé cómo seguiría el niño si no hubiéramos ido al fisio…pero la realidad es que después del mal rato pasado…estamos prácticamente igual, con mocos y con aerosoles.


A raíz de hablar del tema con otros padres, parece que este sistema no es tan desconocido y muchos niños han pasado ya por este tipo de terapias. Si alguien le apetece opinar, ¿tenéis experiencia en este tipo de terapias? ¿pensáis que merece la pena el mal rato?

viernes, 7 de junio de 2013

Planes con niños: Parque Europa- Torrejón de Ardoz

Otra de las “secciones” que quiero escribir en el blog, son Planes con niños, que básicamente consistirán en contar aquellos sitios chulos en los que hemos estado con el Gnomito, y que creo que puedan interesar a quien quiera que me lea.

En esta ocasión voy a hablar del Parque Europa en Torrejón de Ardoz (Madrid). Es un parque donde han recreado diferentes monumentos de Europa. Además tiene muchas zonas verdes, y unos columpios chulísimos para los niños!




  
Nosotros fuimos un día entre semana, que teníamos libre, y estaba lleno de autocares con excursiones de colegios y de gente mayor, pero luego en el parque no da sensación de multitud, aunque creo que los fines de semana se llena mucho más.

El parque es gratuito, pero…te cobran por el parking 3 euros (estés 1 hora o 6). También hay multitud de actividades, todas de pago. Tirolinas, tiro con arco, montar en pony, unos trenecitos muy monos, una exposición que se llama “La mujer gigante” que es una mujer tumbada, gigante (claro…), y te metes por dentro y ves el cuerpo humano y su funcionamiento. Tiene que estar interesante, pero nosotros no hicimos ninguna actividad de pago…Más que nada porque el Gnomito aún no las aprecia, pero creo que La mujer gigante tiene que ser muy interesante para niños algo más mayorcitos. Tiene hasta un bebé dentro, así que para aquellos niños que esperan un hermanito puede ser una buena explicación de lo que hay dentro de la barriga de mamá. Os pego el enlace para más información.


Pero bueno, ya solo el paseo por el parque, montar a los peques en los columpios, y tomar algo en un chiringuito, merecen la pena la visita!
  



Os dejo el plano del parque, para que veáis todos los monumentos que hay, y tienen página web, por si queréis mirar la ubicación exacta (si pincháis en la imagen la veis en grande).



A los que viváis en Madrid os animo a conocer este parque, nosotros pasamos una mañana muy chula con el Gnomito. Primero dimos un buen paseo para ver los monumentos, y el Gnomito durmió todo el paseo…se ve que a él eso de los monumentos…como que no. Cuando se despertó fuimos a los columpios, hay varias zonas de columpios por el parque, incluso están clasificadas por edades, de 0 a 3 años, y mayores de 3 años. Fuimos a la zona de pequeños, que tienen columpios con arnés para que los más peques no se nos escalabren. Cuando ya teníamos al niño mareao de tanto columpio, nos fuimos a re-desayunar….un cafelito con tarta de manzana…ñam! En un chiringuito muy agradable.




Pues para todos los papis madrileños, o los que vengáis de visita, aquí queda mi sugerencia para pasar un buen rato con los peques.

martes, 4 de junio de 2013

9 meses

Hace unos días el Gnomito ha cumplido 9 meses. Qué rápido pasa el tiempo. Ya lleva el mismo tiempo fuera que dentro!

Una de las cosas que quiero hacer con este blog, es ir contando, mes a mes, cómo es mi Gnomito, que luego estas cosas se nos olvidan con el tiempo.


Fuente foto: Pinterest
Mi Gnomito, mi chico, mi bichillo, tienes nueve meses ya, y cada día nos tienes más loquitos a Papi y a mi. Desde que volví a trabajar, los abuelos cuidan de ti. Cada semana cambias de abuelos, una semana con los abuelos maternos y otra con los paternos. A ti no te importa cambiar, te portas igual de bien con unos y con otros. Adoras a los abuelos. En cuanto llego a su casa a las 8 de la mañana para dejarte con ellos, se te ilumina la cara y les regalas una gran sonrisa.
Eres un culillo inquieto, no paras un segundo. En el último mes has decidido que ya eres mayor para tomar teta. Eso de estar acurrucado con mami mientras mamas, no te va. Solo quieres curiosear, estar atento a todo lo que pasa, y moverte, no parar de moverte. Aún no gateas….oficialmente, aunque sí consigues moverte de un lado a otro, haciendo la croqueta, o reptando hacia atrás. Te encanta estar de pie, y si te cogemos de las manos lanzas los pasitos a la perfección, un pie, y otro, y otro…te pones contentísimo de verte a ti mismo andando!

Eres muy parlanchín también, a tu manera. Te encanta hacer pedorretas, y decir papá, aunque creemos que aún no eres consciente y no te refieres a Papi. Cuando te decimos “¿dónde está la luz?”, diriges tu mirada a la lámpara, tienes súper dominado lo que es la luz. Y los relojes de cocina igual. Hasta la moto de madera que te ha regalado el abuelo. Vas aprendiendo cosas nuevas cada día. Tu último descubrimiento, es que tienes pelo (no mucho), y muchas veces te lo agarras y te metes cada tirón…

En general te gusta comer de todo, aunque muy glotón no eres. Ya has probado multitud de verduras, y carne de pollo, pavo y ternera. La fruta te gusta bastante más, y te zampas buenos cuencos de frutas y galletas maría. Y lo de dormir…tienes tanto que descubrir que a veces creo que piensas que dormir es perder el tiempo. Por la noche te sigues despertando 2 o 3 veces, la mayoría con ponerte el chupete o darte un sorbito de agua y colocarte bien de nuevo es suficiente y sigues durmiendo. Otras veces tenemos que darte un poco de leche porque creemos que tienes hambre. Y las siestas del día…depende del día! A veces duermes más y otras menos. Especialmente los fines de semana que estás con nosotros…no sueles dormir mucho, queremos creer que es para aprovechar el tiempo para estar con papá y mamá…

Eres pura alegría gnomito. Regalas sonrisas a todo el mundo, en el pueblo te conocen todos, los vecinos, el pescadero, en la panadería…Estás a gusto con cualquiera que te quiera coger, y te chifla estar con otros niños, te llaman mucho la atención, te encanta mirar lo que hacen y (si te dejan) echar mano de sus juguetes.

Me encanta observarte, tus expresiones, tus descubrimientos, me vuelven loca tus “besos”, aunque en realidad son mordiscos en la cara y agarrones de pelo, pero a mi me enamoran….

Te quiere con locura,
Mamá