jueves, 30 de mayo de 2013

El embarazo del Gnomito. Tercer trimestre

Miedo me daba a mi el tercer trimestre. Me iba a pillar todo el verano, yo que siempre he tenido la circulación regulín, ya me estaba temiendo problemas de varices, piernas hinchadas, etc. Y no andaba muy desencaminada, aunque luego no fue para tanto. Conseguí librarme de las varices. No así de las piernas y pies hinchados. A veces lo único que podía ponerme eran las chanclas de la piscina! Pero bueno, todo fue bastante llevadero. Me metía en la piscina todo lo que podía, era un gustazo, en el agua no me pesaba la barriga, y se me pasaban los calores que tenía. Eso sí, ya para ir acostumbrándome, empecé a no dormir del tirón. Necesitaba ir al baño al menos 2 veces cada noche, muchas veces me despertaba con calambres en las piernas, y otras con alguna postura del Gnomito que me causaba dolores o incomodidades, otras veces me despertaba muerta de calor…en fin, que todo el mundo te dice que aproveches a dormir, que luego no podrás…pero era imposible!!

Aún así me encontraba bastante bien y aguanté trabajando hasta la semana 36.

Durante estos últimos meses de embarazo, nos dimos el capricho de hacernos la ecografía en 4D. Para mi también llamada eltimodelaestampita. Pero bueno, eso es cosa de mi y mi gnomito. Y es que el muy jodío no se dejó ver. Tenía los pies, las manos y el cordón, todo junto, en toda la cara. Conseguimos verle algo de la cara unos segundos, pero se veía fatal. Lo más bonito fue ver cómo se agarraba un pie con la mano. Según pasaban los minutos el Gnomito se escondía más y más, hasta que la ecógrafa se rindió. No me mandó comer chocolate, darme un paseo y volver a ver si había cambiado de postura. Simplemente me dijo que se había escondido y no se le veía. Claro que cogimos la eco por una oferta muy barata de Groupalia, si ya me lo dice mi madre, que nadie da duros a peseta…
Pues no contentos con eso, otra vez por Groupalia, vimos una oferta para una sesión de fotos profesional. Yo es que estaba tan feliz de estar embarazada que no me bastaba con las fotos caseras, yo quería unas fotos “bonitas” de mi embarazo. Me llevé hasta 2 modelitos para hacerme las fotos. Menudo corte pasé. Las fotos no están mal, pero a mi se me ve muy forzada. Nos ponían a Papi y a mi delante de la cámara, y el fotógrafo “venga, haced algo, divertiros, jugad, haced gestos, moveros, reíros”….¿Cómo? ¿Que nos divirtamos? Los dos plantificados en una sábana negra con un fotógrafo delante y una chica diciéndonos donde teníamos que ponernos. ¿Cómo se “divierte” uno así? En fin, ahora cuando veo a las modelos posando delante de una cámara haciendo bailecitos y carantoñas, valoro mucho más su trabajo. A mi me resultó imposible y eso se nota en las fotos. Pero bueno, quedaron bastante bien al fin y al cabo.




Un momento muy especial de la última etapa del embarazo fue un día de Eurocopa, que jugaba España. Habíamos quedado con mis compañeras del trabajo, en casa de una de ellas, para ver el partido y hacer un concurso de tapas. Cada uno llevaría una tapa y votaríamos a la tapa ganadora.

Además nos pidieron que lleváramos sillas plegables, para poder sentarnos todos. Y allí que fuimos, Papi y yo. Yo con mi bandeja de champiñones rellenos (mi tapa concursante), y Papi con 2 sillas plegables en cada mano. Y según entramos por la puerta….SORPRESAAAA! Una baby-shower en toda regla! Al principio me sentí confundida, ¿sorpresa? ¿sorpresa de qué? No entendía nada. Estaban mis compañeras de trabajo, sus maridos y sus hijos…y de repente entre toda la gente asoman mi hermana y mi sobrina! Entonces entendí que la sorpresa era para nosotros, me fijé en la decoración que se habían currado, y comprendí que era por el Gnomito, que era una baby-shower….y me emocioné muchísimo! Fue un recuerdo precioso, lleno de detalles, que Papi y yo recordaremos toda la vida. Si alguna de mis compis me lee, de nuevo os doy las GRACIAS, fue un regalo precioso, os quiero!




Y así fueron pasando las semanas. En las ecografías, el Gnomito iba creciendo bien, todo iba perfecto. Solo había un pero. El Gnomito estaba de nalgas. Me decían que aún había tiempo, que muchos bebés se giran en el último momento. Pero pasaban las semanas, y no se giraba. No me hacía falta una eco. Yo notaba perfectamente su cabeza debajo de mis costillas. Sus patadas me daban en la vejiga.



Me dieron mil y un consejos para que se girara. Hacer la postura del gato erizado:



Y yo todas las noches mientras veía la tele, dale que te pego espalda para arriba, espalda para abajo. Nada.

Que anduviera mucho. Y todos los días al anochecer, andaba entre una hora y dos. Nada.

Que nadara como los delfines. Esto era lo mejor. En la piscina tratando de hacer los saltitos de los delfines, aunque yo con mi panza parecía una ballena más bien. El momento glamouroso vino cuando un día de piscina con amigos, me puse a hacer “el delfín-ballenato” y se me bajó la braguita del bikini. En fin…momento para olvidar. Y decir “braguita” es demasiado fino para la super-mega-braga de mi bikini pre-mamá, por cierto.

Todos mis intentos porque el Gnomito se girara no dieron resultado. En mi hospital me dijeron que en estos casos no se arriesgan a partos de nalgas, y menos con una primeriza. Había oído hablar de cierta maniobra para girar al bebé, pero tenía riesgos y en mi hospital tampoco la practicaban. Así que iba directa a una cesárea.

Cesárea programada, para más INRI, ya que preferían programármela unos días antes de salir de cuentas, para evitar que me pusiera de parto y tener que hacerme una cesárea de urgencia.

Aquí mi ánimo decayó mucho. Había soñado con parir a mi hijo, con estar con Papi en ese momento, con sentirle sobre mi pecho nada más nacer y no separarme nunca más de él. Quería sentir los nervios al decirle a Papi “vámonos al hospital, que ya viene”, me imaginaba tratando de sobrellevar las contracciones, me visualizaba empujando. Y todo eso se me vino abajo. Nunca se me pasó por la cabeza que el Gnomito naciera por cesárea. Me había informado mucho sobre cómo iniciar la lactancia, y quería que mi bebé reptara por mi cuerpo hasta encontrar mi pecho. Y no podría experimentarlo. Pensé que la lactancia ya estaba echada a perder, pero eso será motivo de otra entrada.

Yo, que me mareaba con un análisis de sangre, tendría que pasar por una cesárea. Me daba muchísimo miedo.

Era la semana 38. La última eco. La última oportunidad de evitar la cesárea. Yo ya sabía que el bebé seguía de nalgas, lo notaba perfectamente. Y así fue. Salí de la consulta con una fecha que cambiaría nuestras vidas para siempre.


El 30 de Agosto de 2012. Mi bebé nacería por cesárea en la semana 38+6…

3 comentarios:

  1. Jajaja, me parto con lo del delfín-ballenato. Es buenisimo.
    Que bonita la sorpresa de tus compañeras.
    Un beso.

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    1. Es que si me vieras hacer eso en la piscina...parecía de todo menos un delfín, jajaja. La sorpresa de mis compis fue genial, un recuerdo maravilloso. Un beso!

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  2. Es un regalo precioso el que estás preparando para tu criaturita. Por lo que me toca lo pasamos genial preparando la sorpresa porque sois una pareja especial y hace mucha ilusión intentar agradar a quien aprecias. Estoy alucinando con la memoria que tienes sobre todos los detalles. Y me ha encantado lo ilustrativo de los ejercicios para el cambio de postura del bebé. Me encanta tu blog. Sigue así!

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