Después de pasar aquel mal trago,
entré en un estado de hiperactividad total. Tenía todo el tiempo ocupado. En el
trabajo. Y fuera de él con el hobbie de las manualidades a tope. Tenía un
montón de encargos y actualizaba mucho el blog. Estaba muy enfrascada en eso.
Llegaron las navidades y, como en
las 2 navidades anteriores, me decía a mi misma si las siguientes navidades
tendría ya a mi bebé, o al menos en camino. La desesperanza que sentí al sufrir
la pérdida se fue disipando, pensé que si me había podido quedar una vez,
porqué no, podría volver a pasar. Mis reglas milagrosamente se habían
regularizado un montón, aunque a aquellas alturas de la película yo ya no
estaba pendiente ni de días fértiles ni ná de ná. El amor surgía cuando surgía,
sin forzar, y sin días clave. Empecé incluso a pensar/organizar otro viaje para
el verano…ya que el viaje a USA nos había traído un embarazo…a ver si colaba y
al hacer otro viaje nos pasaba lo mismo.
En estas estábamos cuando llegó
el fin de año y nos fuimos de casa rural con toda la familia. 16 personas en un
puebloperdidodelmonte. Y aquel dolor
que me había llevado a urgencias unos meses antes, volvió. Ay madre. Al rato se
pasaba. Otra vez volvía. Y se iba. A veces incluso iba al baño pensando ‘ay
dios me ha bajado la regla a lo bestia seguro segurísimo’. Y no. No le dije
nada a nadie. Me parecía imposible.
Osea 2 años y 7 meses con todo
tipo de tratamientos y no me quedo, y ahora me quedo 2 veces seguidas? No, no y
no. Imposible.
Por si acaso no bebía alcohol ni
tomaba jamón. Tenía como el angelito y el demonio. El demonio me decía ‘tía de
qué vas, es imposible. Bébete un gin-tonic y una tapita jamón’. Y el angelito
‘si ha pasado una vez, puede volver a pasar, además estos dolores ya los
conoces, la otra vez fueron iguales’. Estaba en conflicto interior, aunque
ganaba el angelito. Se lo conté a Papi. Mosqueo mosqueo durante los 2 o 3 días
que estuvimos en la casa rural.
Cuando volvemos a casa, la roja
sigue sin aparecer, y yo sigo con dolores. Estoy casi segura. El angelito me ha
convencido. El día 2 de enero me voy a trabajar (a hacer que trabajo más bien,
con la mente pendiente de mi tripa y visitando el baño cada 20 minutos). Al
volver del trabajo, con las piernas temblando voy a la farmacia a por un test.
La de la farmacia me dice que me lo haga con la primera orina. Vale, vale. Son
las 17h. Ni de coña me espero a mañana. No tengo ganas de hacer pis. Da igual,
aprieta coñe! Ay madredelamorhermoso, positivo!!! Un positivo como una
catedral, igual de marcado que la raya de control, con un pis cutre de media tarde
y sin ganas.
Y aquí igual os estáis imaginando
un abrazo entre Papi y yo, emoción, lágrimas, confetti, y hasta piñata. Pues no. Nos quedamos un poco fríos. Yo creo que tener el lomo apaleao como lo teníamos
nos hizo tomárnoslo con mucha calma. Sin creérnoslo mucho. Sin querer decirlo a
nadie. Poco a poco digerimos la noticia y por supuesto que estábamos felices,
pero con un miedo atroz a que algo se torciera, a volver a pasar por lo mismo.
Creo que todas las parejas que
hemos sufrido una pérdida tenemos una cicatriz, que nos impide disfrutar de
otro embarazo como se merece, al menos al principio. Conoces la ‘cara B’ de la moneda. Sabes que la
cosa puede no ir bien. En resumen. Estás cagao.
Para compensar este momento frío
os contaré que elegimos el día de Reyes para dar la noticia a los futuros
abuelos. Guardamos el test de embarazo en una cajita y la pusimos bajo el árbol
con los demás regalos. Cuando la abrieron…….no hubo palabras, ahí sí, tuvimos
el momento abrazos, lágrimas, emoción, confetti, pompas de jabón y corazones...
Acabo de conocer tu blog y, si me lo permites, a partir de ahora seguiré tu historia. Hace unos días comencé a escribir el mío, te invito a que lo conozcas.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente que al principio del embarazo tuvieseis miedo. Creo que los que pasamos por una situación parecida siempre tenemos temor a que se repita.
Por cierto, tu historia me parece muy bonita.
Un beso.