martes, 28 de mayo de 2013

El embarazo del Gnomito. Segundo trimestre

Sin duda esta fue la mejor etapa del embarazo del Gnomito. Fue cuando empezamos a dar a conocer a todo el mundo nuestro estado. Cuando nos creímos por fin lo que nos estaba pasando. Cuando, además de por usar pantalones con goma, empezaba a ser consciente de que estaba embarazada. Mi cuerpo comenzaba a cambiar.

Primero pasé por una etapa a la que llamo “cuerpo-barrilete”. Te empiezas a redondear, pero aún no pareces embarazada. Entonces tu ropa de siempre te queda fatal, muy apretada, pero la ropa pre-mamá la dejas vacía. Notas miradas de “no sé si está más gordita o está embarazada. No la pregunto por si acaso”.

Así estuve unas semanas, hasta que en la semana 20 más o menos, pumba! La barriga dio un estirón hacia fuera y ya no había lugar a dudas. Empezaba a rellenar la ropa premamá. Y me encantaba! De esta etapa sí que tengo mil fotos. Me hacía una ilusión tremenda tener tripa. Mi ombligo empezó primero a hacerse un agujero enorme. Hasta que poco a poco empezó a borrarse. Qué ilusión!

Con el Cariban las náuseas estaban controladas. De vez en cuando probaba a no tomarlo, pero las nauseas volvían así que yo seguía con SAN CARIBAN. Me encontraba genial, llena de energía y eufórica por lo que estaba viviendo, y por los cambios de mi cuerpo.

Yo diría que el mejor momento del embarazo fue en la semana 17. Tumbada echándome la siesta. Empecé a notar en la tripa, muy abajo, como un tic muscular. Como cuando te tiembla un ojo. Pero en la tripa. Por dentro. Me concentré en esa sensación. Estoy segura de que aquella vez fue la primera vez que sentí al Gnomito.

A partir de entonces ese tic se repetía a diario, y cada vez era más evidente, no me tenía que concentrar en sentirlo. Mi bebé se movía dentro de mi, podía sentirlo! Es la sensación más maravillosa que existe!

La ecografía de la semana 20 llegó, era otra meta importante. Sabríamos si nuestro bebé tenía todo en su sitio, todos sus órganos bien hechitos y funcionando. Nos confirmarían el sexo, aunque en la semana 13 ya se vislumbraba la colilla de mi Gnomito. A pesar de ser un momento tan importante, yo iba muy tranquila. Sentía a mi bebé, y por dentro sentía que todo iba bien. No pasé esos momentos de terror tratando de adivinar la cara que ponía la ginecóloga. Y todo fue bien. Nuestro bebé era un machote. Y todo estaba en su sitio.

Unos días después llegó el día de la madre y Papi me regaló por sorpresa un ramo de flores, el primer ramo de flores de mi vida!! Qué ilusión más grande. Por ser mi primer ramo de flores y, sobre todo, por el motivo. Ya era una casi-mamá!

En este estado de euforia y felicidad absoluta pasé el segundo trimestre. Estaba muy activa, con muchas ganas de hacer cosas. Durante estas semanas participé en la Carrera de la Mujer, no corrí, la hice andando acompañada por mi hermana y una amiga, encantada y feliz de poder participar acompañada por mi Gnomito en la barriga.

Papi y yo hicimos un maravilloso viaje a Bélgica. Visitamos Bruselas, Brujas, Gante y Amberes. Disfrutamos muchísimo de ese viaje, como pareja. Siendo conscientes de que era terminar una etapa, era el último viaje que haríamos como pareja. El siguiente viaje ya seríamos una familia! Ya nada sería igual, aunque estábamos deseando vivir esa nueva era que íbamos a comenzar.

A Papi y a mi nos encanta viajar, y siempre hemos dicho que cuando tuviéramos hijos, eso no cambiaría. Adaptaríamos los viajes al ritmo de nuestros hijos, pero queríamos seguir disfrutando del placer de viajar y conocer otros lugares, y transmitírselo a nuestros hijos. Y así ha sido hasta ahora. Nuestro Gnomito es un bebé viajero ya desde que estaba en la barriga. Pero eso será motivo de futuros post.

En definitiva, mi segundo trimestre de embarazo podría resumirse en pocas palabras: FELIZ, FELIZ, FELIZ Y FELIZ…




No hay comentarios:

Publicar un comentario