jueves, 4 de septiembre de 2014

Viaje a Laponia finlandesa


Este año nuestras vacaciones se han dividido en dos partes, la primera es esta, una semanita en Julio en la que nos hemos atrevido a viajar a mundos lejanos con el Gnomito. La otra, en Agosto, dos semanas con plan de playa tradicional, que también contaré, aunque hoy quiero contar nuestro maravilloso viaje, y creo que me extenderé bastante!!

El destino: Finlandia, más concretamente la zona norte del país, la mítica LAPONIA. Con la ilusión de conocer a Papá Noel, nos embarcamos en esta aventura 9 almas: 3 parejas de adultos, todos hermanos o cuñados entre nosotros, 3 niños, uno por pareja, y dos barrigas, la mía y la de mi hermana.

Me preocupaban un par de cosas. Por un lado el viaje en avión con el Gnomito, que al no haber cumplido los 2 años no ocupaba asiento y tendríamos que llevarle en brazos con el considerable tamaño que tiene, una madre con barriga y un padre altísimo que apenas cabe en los asientos del avión. Otra preocupación era el tema de las comidas. El Gnomito ya no come purés, pero me preocupaba qué tipo de comida encontraríamos y si a él le gustaría o la comería. Entonces encontré los potitos de Hero Nanos, que son con trocitos, indicados para niños mayores de 1 año, los hay de paella, espaguetis boloñesa y lasaña de verduritas. Compré unos cuantos y los eché en la maleta por si acaso y reconozco que nos han salvado de más de un apuro.

Respecto al tema del avión, todo fue estupendamente. Al Gnomito le relaja el fuerte sonido de los motores al despegar, y con el cambio de presión y demás, tenía un efecto somnífero sobre él y casi antes de tocar las nubes se quedaba dormido encima nuestro. El sueño le duraba una hora u hora y media, el resto del vuelo estuvo entretenido comiendo, correteando por el avión o viendo dibujos en la tablet. La experiencia en los aviones ha sido muy buena y nada estresante como yo me imaginaba. Han sido 4 vuelos, y todos tranquilos y sin estrés.

Algunas reflexiones que puedo hacer de mi experiencia en Finlandia serían...


  • Los españoles somos muy ruidosos. O ellos muy silenciosos. O las dos cosas. Siempre hemos tenido la impresión de entrar a los sitios como un elefante en una cacharrería. 9 españoles niños incluidos, éramos muy, muy ruidosos en los restaurantes. Mirabas a otras meses y la gente come en silencio, apenas conversan mientras comen, lo cual nos llamaba mucho la atención. Eso sí, todo lo que tienen de silenciosos lo tienen de discretos, porque en ningún momento nos sentimos observados ni les vimos cuchichear sobre nosotros.


  • Está todo pensado para los niños. Hemos encontrado zona infantil en todos los restaurantes, aeropuertos, hoteles en los que hemos estado. Y tronas, por supuesto. En todos los baños hay cambiadores, peldaños para que los niños alcancen el lavabo, incluso orinal en muchos sitios. Es lo que llamaría un país "kids friendly", un gustazo para ir con niños.


  • Hay renos. Muchos, y no es ningún mito. El primer día no vimos ninguno y ya pensábamos que nos habían timado las guías de viaje y foros que habíamos leído. El segundo día vimos uno en la carretera. Paramos el tráfico y todo para hacerle fotos, menuda ilusión, un reno!! Según iban pasando los días dejó de ser novedad a ser un engorro encontrarte a cada paso no uno, sino familias o manadas enteras de renos en medio de la carretera, a las que pitas y te miran con cara de "querías algo?" sin inmutarse. 


Primer reno que encontramos. Foto mala pero con mucha ilusión

Cualquier día posterior....

  • Durante el verano es de día las 24 horas, tampoco es ningún mito. Es una experiencia extraña, porque es MUY de día. Para ayudar a los bioritmos, las casas no tiene persianas, ni contraventanas. La cabaña donde estábamos tenía unos estores semitransparentes que no quitaban para nada la claridad, así que recurrimos a quitar las colchas de las camas y colgarlas de la ventana, para así conseguir oscuridad. En cualquier momento de la noche que te levantaras al baño o a algo, mirabas por la ventana y era de día completamente. Terminabas de cenar, hacías sobremesa y a las doce de la noche salías a tomar el fresco y zas! de día. Es extraño estar cansado y con ganas de dormir y que sea de día. 


Vistas desde la ventana

Y desde otra ventana

  • En contra de lo que pueda parecer, hay mosquitos, muchísimos! Debe ser que como hay pocos meses al año en los que la vida puede surgir, en verano hay una explosión de vida vegetal y animal, y los mosquitos no se lo van a perder. Y son listos, e inmunes. Yo iba cargada de repelentes en espray, en loción, en pulsera...y me picaron, vaya si me picaron. Me picaron en el cuero cabelludo! atravesando mi gruesa mata de pelo. O a través del calcetín. O a medio centímetro de mi pulsera repelente. No había nada que hacer. Salvo no salir mucho a la calle entre las 20.30 y las 22 horas, que era cuando más había. Ya nos echamos a temblar cuando al salir del aeropuerto de Kuusamo, la ciudad a la que fuimos, el primer bar que encontramos se llamaba MOSQUITO. 


Es un destino de naturaleza pura. No hay ciudades ni monumentos que ver, al menos en Laponia, seguro que en Helsinki sí, pero no tuvimos oportunidad de visitarlo.
Nos alojamos en una cabaña de troncos, en medio del bosque, muy rústica. Contábamos con cocina, lo cual nos permitió hacer la compra en el súper y poder ahorrar algo de dinero en comidas. Aún así todo es carísimo, a groso modo podríamos decir que todo vale el triple que en España, y al haber euro, somos más conscientes de las diferencias de precio. Procurábamos hacer dos comidas al día en la cabaña, el desayuno y la cena. Llevamos de España muchos sobres de embutido envasado al vacío, que también nos resultó muy útil para llevar tentempiés para las caminatas por el bosque.

Nuestra cabaña
Hemos visitado varias zonas de senderismo, unas zonas muy cuidadas, con unos bosques impresionantes, y lagos y ríos por todas partes.

El Gnomito que como ya sabéis es un andarín, estaba encantado con caminar por el bosque, lo disfrutó mucho. Llevábamos la mochila Manduca y tuvimos que hacer uso de ella en algunos momentos en los que se encontraba muy cansado o en algún tramo difícil para él, pero en general, para tener menos de 2 años me parece que tenemos un montañero en potencia en casa, lo cual me encanta!!





Dedicamos un día a la atracción estrella, la visita a Papá Noel. Estuvimos conversando con él unos minutos, hablaba algo de español y el resto en inglés, estuvo muy simpático con los niños y les preguntó qué iban a querer de regalo por navidad. Mi sobrina le habló de la casita de Pepa Pig y el hombre puso una cara de no haber oído en su vida hablar de Pepa...aún así salió del paso diciendo "tomo nota, tomo nota".

La verdad es que era un hombre impresionante, enorme, de alto y de gordo, unas manos gigantescas y unos pies igualmente grandes. Con su pelo blanco y barba blanca hasta el suelo, sus gafitas. Estaba muy conseguido desde luego. El pobre sudaba como un pollo y es que tras esa estampa navideña se escondía un día de 30 grados a la sombra. En la foto que nos hicieron contrasta un poco su vestimenta invernal con nuestras bermudas y camisetas de tirantes.


Santa is here!! (en invierno la estampa tiene que ser mucho más bonita)
En el mismo pueblo de Papá Noel está la línea del Círculo Polar Ártico y este cartel tan chulo que te recuerda lo lejos que estás de casa.



Visitamos la oficina de correos del polo norte, donde se encuentran los casilleros con cartas recibidas de todos los países del mundo, organizadas por países. Tienes la posibilidad de enviar una carta o postal a los niños, como si fuera Santa el que la envía, para que les llegué una semana antes de Navidad. Lo hicimos por supuesto! Esperemos que nuestros peques alucinen cuando en unos meses lleguen las postales.

No me quiero alargar más, como conclusión decir que ha sido un viaje inolvidable, sobre todo por vivir la experiencia con el Gnomito, que ha resultado un todoterreno que se adapta a todo, que disfruta con todo, y que adaptándote un poco a los niños es posible viajar con ellos y disfrutar. Quizá me ha parecido un destino un poco monótono, en el sentido de que es naturaleza y más naturaleza, y con paisajes similares. Quizá me hubiera gustado poder alternar diferentes tipos de paisajes, alguna parte más cultural, algo de ciudad...pero bueno dejando eso a un lado es un viaje que nunca olvidaremos, aunque mi Gnomito era muy pequeño aún y lo tendrá que recordar a través de las fotos!!

1 comentario:

  1. Estoy enamorada de Finlandia desde hace años y me las arreglé para ir a Helsinki de luna de miel. Al estar más al sur, sí que anochecia, pero no del todo. Quedé enamorada de la ciudad, es taaaan diferente. Estuvimos tres días, pero de ve en una mañana. Entonces dije a mi marido que teníamos que volver, la próxima a hacer ruta por los fiordos noruegos, cruzar a laponia y terminar en helsinki. No me muero sin hacerlo!

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