He estado toda la semana pasada desaparecida! Y es que fueron unos días intensos en el trabajo y me han impedido sacar mis pequeños huequitos para escribir. Me ha tenido tan absorbida el trabajo que ni siquiera he pensado temas para escribir, aunque ya estoy recobrando poco a poco mi actividad cerebral y mi cabeza empieza a hervir de ganas de contar cosas.
Sin embargo hoy no quiero contar ninguna anécdota especial, ningún plan divertido, ni experiencias...hoy solo quiero escribir un sentimiento.
Han pasado 14 meses largos desde que te conocí, y nuestro primer encuentro no fue como yo había soñado. No te vi salir de mis entrañas todo sucio y llorando desconsolado, no te sentí sobre mi nada más nacer, ni pude ofrecerte mi pecho hasta pasadas unas cuantas horas. Y cuando por fin te tuve en mis brazos, no lloré de emoción como siempre había imaginado que sucedería. Sabía que te quería con toda mi alma, pero ese sentimiento no fue tan arrollador como yo habría esperado, o como otras madres me habían contado.
Lo nuestro es una historia de amor de las que se cocinan a fuego lento, del día a día. Te has ido haciendo un hueco en mi corazón poquito a poco. Y no sé porqué, en estas últimas semanas es como si de repente se me hubiera quitado un velo de los ojos. Ahora soy plenamente consciente de ti, de tu llegada a mi vida, de que te amo más que a nada, de que ya no recuerdo mi vida antes de ti, de que no sé cómo pude aguantar tanto tiempo hasta tu llegada.
Quizá sea ahora más consciente, porque ahora me llamas mamá, me abrazas y me das besos. Me llenas el alma con tu mirada y tus sonrisas.
Ayer, mientras veíamos a las focas en Faunia, sonó la canción del Rey León El ciclo de la vida, una canción que me emociona muchísimo, y te veía sonreír y aplaudir, la música sonar, y de repente fui consciente de que estaba viviendo un momento que había soñado durante mucho tiempo, y lloré un poquito, calladita, nadie se dio cuenta. Lloré de absoluta felicidad.
Tu felicidad es la mía, y tu sufrimiento me parte en dos. Espero, cariño, poder devolverte al menos un poquito lo mucho que ya, con 14 meses, me has dado tú: el poder sentir lo que es el amor más puro.
Te quiero Gnomito
Mamá
Pero ¡qué bonito! Aquí estoy yo también con lagrimillas. Yo sentí amor desde el primer minuto, pero quizá te absorben demasiado las preocupaciones para darte cuenta. El momento más bonito no fue el parto, fue llegar a la habitación, los tres solos, y que mi marido me abrazara y me demostrara lo orgulloso que estaba. Después todo fue una vorágine, pero allí, una hora después del parto, sentí el amor más inmenso. Ahora cada día se hace un poquito más grande, se va haciendo más profundo, se va alimentando de mordibesos, babas, arañazos y abrazos sorpresa. No creo que esto tenga fin, y eso espero. Vamos a disfrutarlo, que es lo mejor de esta vida.
ResponderEliminarMe ha encantado el post! Todo: lo que cuentas y cómo lo cuentas. Bsos.
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