Desde que el Gnomito empezó a utilizar juguetes, empecé a desarrollar un rechazo hacia los juguetes demasiado ruidosos y luminosos. También hacia los juguetes en los que el niño es un mero espectador, y no tiene que hacer nada salvo mirar cómo el juguete hace esto o aquello. Igualmente me pasaba con esos juguetes enormes que son un trasto que no hay donde meterlos. O con los juguetes que cuentan cuentos solos.
A mi me gustaban los juguetes en los que el niño es el protagonista, juguetes en los que el niño aprende algo. Y por supuesto, pensaba que ningún juguete puede suplir la voz de un padre o una madre contando un cuento a un niño. Pensaba que eran cosas mías, ya que a mi alrededor los niños tenían el tipo de juguetes que no me gustaban, pensé que yo era un bicho raro.
Poco a poco me fui dando cuenta de que no, que no soy ningún bicho raro. Que esas inquietudes que me asaltaban se llaman "educación libre o alternativa", en las que se defiende que los niños aprendan a través del juego. No sé ni cómo, buceando por internet, llegué a blogs como Tigriteando, o De mi casa al mundo, y tantos otros, que me descubrieron que otra forma de aprender es posible.
Empecé a leer sobre la pedagogía Montessori, Waldorf, Reggio Emilia.
Con ellos he aprendido cosas, para mi, muy importantes para el desarrollo de un niño. Cosas que se pueden aplicar en casa, y que poco a poco vamos implantando en nuestra casa y en nuestra forma de actuar con los peques.
- Que la única obligación que tiene un niño, es jugar.
- Que el juego es la mayor fuente de aprendizaje para un niño.
- Que lo único que necesita un niño para ser autónomo es tener un ambiente preparado para él, donde tenga todo al alcance, y no tenga peligros.
- Que no debemos tener prisa por enseñar cosas a un niño. Sólo hazlas tú, y que él te vea. Su interés por ello vendrá solo antes o después.
- Que no debemos dirigir el juego del niño, sino acompañarlo. De esta manera descubrirá muchas otras formas de jugar, desarrollará su imaginación y otras habilidades, no solo aquellas para las que está diseñado ese juguete.
- Que los objetos más cotidianos y más abstractos son los que dan más juego.
- Que cuanto menos estímulos tiene un juguete, más se concentra el niño en él. Y cuanto más abstracto y menos definido, más utilidades le sacará.
- Que si nos paramos a observar a un niño, nos daremos cuanta de cuales son sus intereses, lo que en Montessori se llama "periodos sensibles". Si fomentamos esos intereses, aprenderá mucho más, sin darse cuenta, jugando y disfrutando.
- Que hay que dejarles SENTIR. Utilizar sus sentidos. El tacto es el sentido olvidado de los juguetes de plástico ruidosos y luminosos. En casa estamos cambiando el plástico por la madera, a veces suave, a veces áspera, a veces fría, a veces cálida. Estamos más tiempo descalzos. Usamos materiales sensoriales que estimulan la experimentación, la curiosidad.
- Que a los niños les encanta hacer tareas domésticas. Solo hay que adaptarlas a su tamaño y tener mucha paciencia, nunca meterles prisa.
También hemos tenido en cuenta todo esto que hemos aprendido, a la hora de elegir colegio para el Gnomito. La pena es que las escuelas libres, tienen un choque entre la filosofía de vida que promueven, y el coste de estas escuelas. Familias de clase media y que tengan más de un hijo, tienen que hacer verdaderos esfuerzos económicos para poder acudir a estas escuelas, que por otro lado, son bastante escasas, por lo que es probable que encima te pillen lejos de casa. Se han convertido en algo elitista cuando su filosofía de trabajo y de vida es todo lo contrario. Por ello, mi esperanza es que la Escuela Pública vaya mejorando año tras año. Hemos elegido la que, dentro de nuestras posibilidades, más se puede adaptar a nuestra filosofía y nuestra forma de entender la educación. De esto hablaré en otro post, porque me quiero extender en ello.
Poco a poco iré contando cómo estamos adaptando nuestra casa, y qué tipo de juegos y juguetes utilizan mis hijos.
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