Estamos en la semana de la lactancia materna, y este año el tema es "amamantar y trabajar". Así que desde mi humilde rinconcito, quiero animarme a contar mi experiencia con mis dos hijos.
Como antecedentes explicaré que mi trabajo es de oficina, y que gracias a una reducción de jornada de una hora al día, mi horario es de 8:30 a 15:30. Me traigo el tupper y como en el trabajo.
Con el Gnomito pude juntar las 16 semanas de baja maternal, con el permiso de lactancia, y con el mes de vacaciones, ya que como nació en Agosto, ese año no disfruté de las vacaciones en su momento y pude sumarlo a la baja por maternidad.
Total, que me tocó incorporarme una semana antes de que el Gnomito cumpliera 6 meses. Las 2 abuelas se encargaron de cuidarle durante mis horas de trabajo, una semana cada una.
Antes de irme a trabajar, el Gnomito se solía despertar y le daba teta. Durante mis horas de trabajo, el pecho se iba llenando...y sobre la 1 de la tarde hacía una parada para sacarme leche. Esto era metida en un wc, con un sacaleches manual para no hacer ruido. Al principio conseguía sacarme 150-180 ml, suficiente para que las abuelas le dieran un bibe de desayuno. Pero poco a poco la producción fue disminuyendo. Imagino que el estar lejos del bebé, y estar con la cabeza pensando en temas de trabajo, influye en la producción de leche. Cada vez tardaba más tiempo para conseguir un bibe decente para el Gnomito. Llegué a estar una hora metida en el wc con el sacaleches, y cada vez conseguía menos cantidad, ya que encima me agobiaba pensar que alguien me estuviera buscando, llamando al teléfono del trabajo o enviándome algún email y yo estuviera escondida en el baño. Sí, lo hacía a escondidas ya que mi permiso de lactancia ya lo había consumido para juntarlo con la baja.
Estuve así poco más de un mes, y dejé de extraerme leche en el trabajo, con lo que al Gnomito, durante mi ausencia, le daban bibes de fórmula y purés.
Una vez que salía del trabajo retomábamos nuestra lactancia sin problema, hasta que a los 8 meses y medio el Gnomito se destetó él solito.
Con Pulguita ha sido un poco diferente. Esta vez no disponía de mes de vacaciones, ya lo había consumido. Así que cuando mi pequeña tenía 4 meses y 10 días de vida, tuve que volver al trabajo. Ella también está con las abuelas en mis horas de ausencia.
Con Pulguita lo he hecho un poco diferente. He venido a trabajar con el sacaleches en el bolso, pero solo lo he usado en caso necesario, esto es, cuando me he sentido con el pecho muy cargado. Normalmente no me saco leche en el trabajo, cuando llego a casa le doy teta, y con lo que sobra (bastante) me saco leche para dejarle para el día siguiente. Aún así ha habido que complementarla con leche de fórmula mientras yo no estoy, y actualmente a sus 9 meses, también come puré.
Por las tardes y noches retomamos nuestra lactancia que de momento sigue adelante. Estamos en una etapa ahora en la que las tomas por la tarde son minis. Pequeños chupitos. Está muy interesada en comer de lo nuestro así que picotea fruta, quesito, pan, galletas, aceitunas, helado incluso, lo que pille. Está en una etapa llena de curiosidad por la comida y no parece muy interesada en el pecho. Aunque éste sigue siendo la salvación cuando hay algún golpe o está cansada. Por las noches va durmiendo mejor y también mama menos. Y yo ya estoy notando que la producción está bajando, ya no noto el pecho cargado durante la noche o en las horas de trabajo. Pero bueno, ahora llegan las vacaciones y espero que se reenganche, ya que me gustaría continuar lactando más tiempo, y la verdad es que me siento un poco rechazada por ella ultimamente cuando le ofrezco pecho y ella prefiere ir al suelo a gatear.
Siempre digo nuestra lactancia durará lo que ella quiera...aunque sea menos tiempo del que a mi me gustaría...
jueves, 6 de agosto de 2015
miércoles, 5 de agosto de 2015
Otra forma de jugar
Desde que el Gnomito empezó a utilizar juguetes, empecé a desarrollar un rechazo hacia los juguetes demasiado ruidosos y luminosos. También hacia los juguetes en los que el niño es un mero espectador, y no tiene que hacer nada salvo mirar cómo el juguete hace esto o aquello. Igualmente me pasaba con esos juguetes enormes que son un trasto que no hay donde meterlos. O con los juguetes que cuentan cuentos solos.
A mi me gustaban los juguetes en los que el niño es el protagonista, juguetes en los que el niño aprende algo. Y por supuesto, pensaba que ningún juguete puede suplir la voz de un padre o una madre contando un cuento a un niño. Pensaba que eran cosas mías, ya que a mi alrededor los niños tenían el tipo de juguetes que no me gustaban, pensé que yo era un bicho raro.
Poco a poco me fui dando cuenta de que no, que no soy ningún bicho raro. Que esas inquietudes que me asaltaban se llaman "educación libre o alternativa", en las que se defiende que los niños aprendan a través del juego. No sé ni cómo, buceando por internet, llegué a blogs como Tigriteando, o De mi casa al mundo, y tantos otros, que me descubrieron que otra forma de aprender es posible.
Empecé a leer sobre la pedagogía Montessori, Waldorf, Reggio Emilia.
Con ellos he aprendido cosas, para mi, muy importantes para el desarrollo de un niño. Cosas que se pueden aplicar en casa, y que poco a poco vamos implantando en nuestra casa y en nuestra forma de actuar con los peques.
- Que la única obligación que tiene un niño, es jugar.
- Que el juego es la mayor fuente de aprendizaje para un niño.
- Que lo único que necesita un niño para ser autónomo es tener un ambiente preparado para él, donde tenga todo al alcance, y no tenga peligros.
- Que no debemos tener prisa por enseñar cosas a un niño. Sólo hazlas tú, y que él te vea. Su interés por ello vendrá solo antes o después.
- Que no debemos dirigir el juego del niño, sino acompañarlo. De esta manera descubrirá muchas otras formas de jugar, desarrollará su imaginación y otras habilidades, no solo aquellas para las que está diseñado ese juguete.
- Que los objetos más cotidianos y más abstractos son los que dan más juego.
- Que cuanto menos estímulos tiene un juguete, más se concentra el niño en él. Y cuanto más abstracto y menos definido, más utilidades le sacará.
- Que si nos paramos a observar a un niño, nos daremos cuanta de cuales son sus intereses, lo que en Montessori se llama "periodos sensibles". Si fomentamos esos intereses, aprenderá mucho más, sin darse cuenta, jugando y disfrutando.
- Que hay que dejarles SENTIR. Utilizar sus sentidos. El tacto es el sentido olvidado de los juguetes de plástico ruidosos y luminosos. En casa estamos cambiando el plástico por la madera, a veces suave, a veces áspera, a veces fría, a veces cálida. Estamos más tiempo descalzos. Usamos materiales sensoriales que estimulan la experimentación, la curiosidad.
- Que a los niños les encanta hacer tareas domésticas. Solo hay que adaptarlas a su tamaño y tener mucha paciencia, nunca meterles prisa.
También hemos tenido en cuenta todo esto que hemos aprendido, a la hora de elegir colegio para el Gnomito. La pena es que las escuelas libres, tienen un choque entre la filosofía de vida que promueven, y el coste de estas escuelas. Familias de clase media y que tengan más de un hijo, tienen que hacer verdaderos esfuerzos económicos para poder acudir a estas escuelas, que por otro lado, son bastante escasas, por lo que es probable que encima te pillen lejos de casa. Se han convertido en algo elitista cuando su filosofía de trabajo y de vida es todo lo contrario. Por ello, mi esperanza es que la Escuela Pública vaya mejorando año tras año. Hemos elegido la que, dentro de nuestras posibilidades, más se puede adaptar a nuestra filosofía y nuestra forma de entender la educación. De esto hablaré en otro post, porque me quiero extender en ello.
Poco a poco iré contando cómo estamos adaptando nuestra casa, y qué tipo de juegos y juguetes utilizan mis hijos.
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