Llevamos un comienzo de verano cargadito de compromisos y de planes, esto es un no parar! Pero este fin de semana pasado resultó que estábamos bastante libres y se nos ocurrió ir al zoo con el Gnomito, pensamos que ya lo disfrutaría, ya que reconoce y sabe los nombres de un montón de animales, le chifla estar con perros, y en la guarde han dedicado una unidad didáctica a los animales, con lo que tenía el tema muy machacado, así que allá que nos fuimos, a primera hora de la mañana, cargados con la nevera llena de bebidas frescas, crema, gorra, y un fufú para rociarnos agua de vez en cuando (espero que entendáis de qué os hablo, pero no encuentro una palabra mejor para definir un fufú).
Como conclusión anticipada os diré que creo que mi niño es aún muy pequeño para disfrutar del zoo. Aclaro: disfrutar, disfrutó, pero no le prestó a los animales la atención y el entusiasmo que yo esperaba. Sin embargo los cochecitos de monedas, las máquinas expendedoras, y los columpios dispersos por el parque, los disfrutó de lo lindo.
Para que os hagáis una idea, os pongo esta foto. Mi niño alucinaba con esta máquina. Si abriera la panorámica de esta foto veríais, a sus espaldas, decenas de niños admirando al gran oso pardo. El Gnomito ni caso, de espaldas a ellos admirando su particular espectáculo de colorido de la máquina de M&M´s.
Hubo cosas que sí disfrutó, como moverse como pez en el agua en la mini granja llena de mini cabras. Alguna vez temí que alguna le embistiera, porque se acercaba a ellas como al perrillo de nuestros amigos, que no hace nada.
Yo tenía especial ilusión en el espectáculo de los delfines, entre los saltitos, la piscina, la música, los aplausos, estaba convencida de que le encantaría, peeeeero....una delfina acababa de ser mamá y habían suspendido el espectáculo temporalmente, menuda decepción.
Mis siguientes favoritos eran los leones (uno de los cuentos favoritos del Gnomito es uno de un león), pues apenas se les veía, tumbados a la sombra y sin moverse, al fondo del recinto. Las girafas, que son impresionantes. Pues ni caso. Los osos panda. También, tumbados medio muertos por el calor, al igual que los gorilas.
Sin embargo, lo que más le llamó la atención fueron las focas, las gallinas (vulgares gallinas de granja-escuela), e increíblemente, los búhos. Unos mierda-búhos muy pequeños que estaban quietos y dormidos en una rama (lógico al ser de día). Mi hijo agarrado a la valla gritando ¡Buuuuhoooooo!!! lástima de animalillos (que por supuesto hicieron caso omiso a las llamadas del Gnomito).
Para mi, lo mejor de lo mejor del día fue esta imagen:
Esta elefanta había sido mamá hacía 3 meses, y pudimos verla a ella y a su cría bien cerca, la vimos mamar y todo, fue precioso. Vimos cómo la mamá buscaba cacahuetes con la trompa con total facilidad, y sin embargo la cría, buscaba con la trompa pero se tenía que ayudar con una patita para conseguir coger el cacahuete. Me pareció infinitamente tierno. Estuvimos contemplándoles un buen rato, y le estuve explicando al Gnomito que era una elefanta mamá, y que tenía un bebé. Le enseñé dónde tenía la trompa, las orejas, y los diminutos ojillos. Pensé que había calado en su memoria.
Cuando ya, de vuelta a casa, le digo:
- Cariño, qué tal lo has pasado en el zoo?
- Biennnnn
- Te han gustado los animales?
- Zíiii!!
- Cual es el que más te ha gustado? (segura de que diría el elefante)
- Búho!!!
- Manda huevos el jodío búho enano durmiente, ese fue el que caló en la memoria de mi Gnomito, hay que fastidiarse -